Levante la mano quien alguna vez prometió que no se enojaría con sus hijos, y lo hizo… Sin duda a todas nos pasa en algún momento.

Juntas compartimos vivencias y recomendaciones para manejar de mejor manera el enojo con nuestros hijos.

Hasta que la etapa de la maternidad llega a nuestras vidas nos podemos dar cuenta de lo que somos capaces de hacer por amor a nuestros hijos.

Ser mamá nos mueve de zonas de confort que nos animan a descubrir mucho más nuestra capacidad de amar y servir.

En nuestro episodio #40 hacemos una confesión: ¡hay días que no sabemos qué cocinar! Sea porque no tenemos muchas ideas para hacer un menú delicioso y nutritivo a la vez, o porque, en ocasiones la alacena no estuvo abastecida.

Lo increíble es que en las dos razones podemos ser muy creativas y recursivas. Además podemos ver la provisión de Dios.

La gran idea de Dios es que el sexo pueda ser disfrutado en pareja dentro del matrimonio.

La intimidad saludable es uno de los elementos importantes que nutre y brinda bienestar a la pareja.

Para saber construir necesitamos saber de procesos, de los materiales adecuados, de tener un buen asesoramiento.

De la misma manera como mujeres necesitamos ponernos manos a la obra con las mejores herramientas para edificar nuestros hogares.

Como mujeres en algún momento podemos asumir el rol de derribar con nuestras propias manos nuestro hogar. Consciente o inconscientemente con actos o palabras podemos perder ese sueño maravilloso de construir un hogar imperfectamente feliz.

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Cuando llega a nuestra vida un hijo varón, viene a nuestra mente: juegos con mucha adrenalina, travesuras y sobre todo la gran responsabilidad que se forme como un lindo caballero.

La crianza de un hijo varón nos desafía a guiarlo por camino seguro.

Sabemos que la crianza de los hijos es una hermosa responsabilidad. Pero lo que no nos dijeron son esos diferentes detalles que debemos tomar en cuenta en el cuidado de una hija mujer de un hijo varón. Definitivamente lo podemos disfrutar al máximo.

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«… ama a tu prójimo como a ti mismo» es uno de los mandamientos que nos enseña diariamente a desarrollar empatía.

Ponernos en los zapatos de nuestro prójimo es uno de los desafíos que no nos dijeron que debemos enseñar a nuestros hijos.