Gálatas 3:28 “Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús.”

¿Has dicho o te han dicho: “¿Cuándo te conocí por primera vez, me caíste mal”? Lo que ocurre es que, en un primer escaneo, es difícil saber qué persona tenemos al frente. En cierta medida, esto es bueno, ya que evita exponernos a otros; pero puede ser peligroso, pues nos lleva a evitar relacionarnos con personas por prejuicios.

A la comunidad cristiana primitiva le sucedió eso. Les costaba relacionarse con otros cristianos que no provenían de su misma raza. Sentían que ellos no eran parte y pensaban: “¿Cómo vamos a tener algún tipo de amistad si no tenemos nada en común?” Pablo dejó claro que, con la llegada de Jesús, todo prejuicio se rompe, Su sangre es capaz de unir a un judío y a un gentil. Nadie es menos ni más en Jesús.

¿Te has limitado a relacionarte solo con personas de tu edad, que atraviesan las mismas etapas o que pertenecen a tu clase social? Abre tu corazón a otros y deja que Jesús te sorprenda con nuevas amistades.