Marcos 11:25 “Cuando estén orando, primero perdonen a todo aquel contra quien guarden rencor, para que su Padre que está en el cielo también les perdone a ustedes sus pecados”

Jesús cuenta una parábola de un siervo que debía 10,000 talentos, una deuda inmensa que representaba el trabajo de 200,000 años. Conociendo la magnitud de la deuda, el rey decidió perdonarlo. La paz que debió sentir este hombre es inimaginable.

Sin embargo, al salir del encuentro con el rey, el siervo se encontró con otro que le debía 100 denarios, aproximadamente tres meses de trabajo. Aunque esa suma era considerable, resultaba insignificante en comparación con lo que le habían perdonado. El siervo olvidó la misericordia que él había recibido y encarceló a su deudor. Jesús concluye la historia preguntando: “¿No debiste haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”

El perdón puede ser difícil, especialmente cuando las heridas son profundas. Pero cuando recordamos el perdón que Dios nos concedió, las faltas de los otros se vuelven pequeñas.

¿Has negado perdonar a alguien que alguna vez fue tu amigo? Ser cristiano significa perdonar porque Dios nos ha perdonado a nosotros.