Solo una mentirita

2019-07-07T04:53:35-05:0012 abril, 17|

¿Te ha pasado que estás en una conversación con una persona y comienzas a mentir? No es algo que pasa de pronto. Segundos antes habías pensado qué decir para hacer la charla más interesante, para que la otra persona piense que eres alguien digno de conocer o incluso para que te sientas mejor contigo mismo, y poco a poco esa mentira que al principio parecía pequeña e inofensiva comienza a tejer una colcha de falsedades o exageraciones sobre tu vida.

Puedo decirte tres cosas.

¿Mentiras Inofensivas?

La primera es que ninguna mentira es inofensiva o piadosa. Si la vemos desde los ojos de Dios, mentir es un pecado que puede traer consecuencias muy graves sobre nuestras cabezas y las de otros. Si has pensado que hacer esto no daña o afecta a nadie estás equivocado, pues tarde o temprano traerá consecuencias sobre la confianza que otros tienen en ti, tu credibilidad e inclusive tu reputación. Además, ninguna mentira es grande o chiquita, todas son pecado.

Mentir es temor al hombre.

Cuando vemos a otros más grandes, poderosos y mejores que nosotros tendemos a construir una imagen que la presentamos en público. Permitimos que la opinión de los demás controle nuestra vida, nuestros pensamientos y nuestras acciones. Solo recuerda a Pedro, quien después de que Jesús fuera aprisionado, lo negó tres veces por miedo a los demás. Se puso a sí mismo y a las personas sobre Dios. Hay un versículo que dice “Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.” Mateo 10:28.

Dios no es un Dios de mentiras.

Si creemos que estamos bien con Dios mintiendo o exagerando una verdad, estamos equivocados. Si Dios conoce hasta lo más profundo de tus pensamientos, ¿Cómo crees que puedes ocultarle lo que le dijiste a tu amiga sobre lo que te pasó hace dos días? En Proverbios 6:16-27 dice Seis cosas hay que odia el SEÑOR, y siete son abominación para El: ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente.”

Dios aborrece las mentiras.

Gracias al sacrificio de Jesús podemos acercarnos a Él y pedirle perdón, reconocer nuestro error y alejarnos de Él.