Barreras que nos impiden un nuevo comienzo
Un nuevo comienzo ¿qué traen a tu mente estas tres palabras? Para mí, significan mucho por la posibilidad de hacerlo todo diferente, corregir errores y sobre todo mejorar para crecer.
A veces luchamos con sentimientos de frustración porque no logramos completar una lista de tareas que son necesarias en casa, en el trabajo, en la escuela de los hijos, en la Iglesia y otros ámbitos en los que nos desarrollamos. Pero la frustración es una emoción que daña nuestra autoestima, mina las relaciones con las personas cercanas a nosotros y no nos permite avanzar.
No soy experta virando la página cuando las cosas no me salen como lo he planificado, pero me siento desafiada en esta área todo el tiempo. Quiero compartirte algunas de las barreras que me han impedido crecer, pero que poco a poco las voy superando y anhelo que tú también puedas hacerlo.
- La barrera de la perfección: El perfeccionismo hace daño a nuestros hijos porque no existe un límite y podemos herirlos con nuestras palabras o actitudes buscando que ellos sean perfectos. Sembremos en la excelencia de sus acciones, eso trae la tranquilidad que necesitan para crecer saludables en sus emociones.
- La barrera de la comunicación: “Nosotras” tenemos que decir cuando algo está mal, cuando estamos incómodas, porque el quedarnos calladas no soluciona el problema. Por su supuesto que debemos buscar el mejor momento para contar lo que nos pasa, para evitar que se nos pase la mano de pronto con un enojo.
- La barrera de súper mamá: Sí, lo haré yo… Está bien, me encargo del postre… Sí, podemos ir a comprar esto ahora y bañar a los chicos mientras se lava la ropa y prepara la comida para papá… ¡No! Hay algo a lo que debemos decir no, el tratar de cumplir todo es una señal de orgullo.
- La barrera de la tolerancia: Tenemos un mundo de pendientes por cumplir, pero las demás personas no tienen nada que ver con esa lista interminable, aprendamos a ser tolerantes y respirar profundamente si hay personas que se demoran un poquito más de lo esperado. La paciencia es una virtud que merece ser aprendida.
- La barrera del cambio: Aunque veamos que esto sea muy difícil, a veces imposible, cambiar si es posible, no te des por vencida porque Dios está trabajando en ti para crecer y madurar en tu maternidad.
Cada una de estas barreras las vivimos de manera diferente, de acuerdo a tu personalidad y los ámbitos en los que te desarrolles. Lo importante es que la frustración no sea un estado permanente de tu vida. Confía en que Dios puede cambiarte, cada día, un poquito a la vez. No he experimentado una sensación más tierna que el abrazo de mis nenas cuando les pido perdón, sobre todo porque sus brazos me convencen de la oportunidad que tengo para comenzar de nuevo y evitar cometer los mismos errores.
Manuela Dávila
HCJB