El camino de la Rectitud
Salmo 101: 1-8
El rey David fue conocido por muchas cosas. Pero una de sus facetas, lo ubica como un hombre también sencillo pendiente de situaciones cotidianas de la vida, como la conducta recta en la vida diaria. El anhelo de llevar una vida recta, más allá de sonar deseable para el ser humano, es posible.
Este salmo nos ubica en algunas consideraciones elementales para poder tener y mantener una vida recta:
- Parte del deseo del encuentro personal con Dios (Vs 2) y con un anhelo personal ferviente del corazón
- No detenerse en las cosas injustas (Vs 3ª) ni en la compañía de aquellos que se deleitan en lo injusto (vs 3b y Vs 4)
- Oponerse y resistir al que hace maldad, es decir a aquel que difama al prójimo con altanería y vanidad (vs 5)
- Desarrollar amistad con aquellas personas que sean conocidas por su fidelidad y deseo de caminar en perfección (Vs 6)
- No consentir en habitar con aquellos que practican el fraude (Vs 7ª)
- No consentir en la práctica de la mentira (Vs 7b)
- Erradicar la iniquidad en el pueblo de Dios (Vs 8)
Estas fueron las consideraciones que David tuvo presente al momento de realizar esta promesa de vivir rectamente ante el Señor. Si bien su vida no siempre se ajustó a todas estas consideraciones, procuró enmendar y corregir su camino con ellas cuando se desviaba. Estas normas fueron su mapa de ruta para la vida. Y, más allá de sus desaciertos, David dejó un legado el cual hoy en día, continúa hablándonos…y bendiciéndonos.
¿Y tú? ¿Cuáles son las normas y consideraciones que rigen tu vida, para caminar en rectitud? Y más aún, ¿las pones en práctica? Que así sea siempre. Piénsalo. Oremos