Llamados a Hablar de Su Amor
«Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: ¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae buenas nuevas!”. Romanos 10:14-15 (NVI)
Cuando leo este verso, recuerdo el llamado y el compromiso que todos los hijos de Dios tenemos con el mundo, compartir las maravillas de Sus obras y de su incomparable amor. Y aunque hay personas que se preparan exclusivamente para esta tarea, como los pastores o misioneros, todos estamos llamados a no callar lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas.
Compartir con vecinos, estar en algún taller, el tener un trabajo, o cualquier otra actividad, es un canal para extender lazos de amistad y ganarnos ese privilegio de presentar a aquel que llena nuestros días de gozo, paz, esperanza y amor.
Un buen ejemplo es Bethany Hamilton, una surfista, especialmente conocida como sobreviviente a un ataque de tiburón, en el que perdió el brazo izquierdo a los 13 años; no obstante, superó con éxito esta grave lesión, hasta el punto de regresar a la práctica del surf y ganar diversas competiciones. Pero no solo es conocida por su muestra de valentía, determinación y esfuerzo, sino que Bethany se caracteriza por utilizar el surf y la pérdida de su brazo para inspirar a niños y jóvenes compartiendo que Jesús le ayudó en sus días difíciles y que es Él por quien tiene una razón para vivir feliz y agradecida.
Otro buen ejemplo es Bidão (un misionero apoyado por HCJB) que tiene un programa de jiu-jitsu con el que llega a los niños y jóvenes de los pueblos ribereños del Amazonas. El énfasis para este club no es sólo, aprender a defenderse o practicar, sino también tener una puerta a través del deporte para compartir de Cristo con los participantes y sus familias.
Las posibilidades de ser luz y sal en este mundo son innumerables. El mandato nos fue extendido, los talentos se nos han otorgado; no hay excusa para no dejar una huella en las personas que nos rodean y ser de inspiración a otros a través de nuestras acciones en el día a día. Con todo lo que somos, tenemos y hacemos estamos llamados a hablar de Su amor.