El célebre escultor Miguel Ángel encendido de rabia tomó un martillo y garroteó una escultura, curiosamente empezando por el corazón del cristo recostado en el regazo de su madre, que saltó en mil pedazos. Sigue sus huellas con El Sabueso.
El célebre escultor Miguel Ángel encendido de rabia tomó un martillo y garroteó una escultura, curiosamente empezando por el corazón del cristo recostado en el regazo de su madre, que saltó en mil pedazos. Sigue sus huellas con El Sabueso.