Los inicios de la estación de Radio HCJB fueron, más bien, muy humildes. El dinero escaseaba y Clarence tuvo que ingeniárselas. Tenía que encontrar un lugar adecuado para colocar el transmisor y establecer un taller.
En una propiedad, la Quinta Corston, había un lugar que anteriormente había sido un establo de ovejas y que consistía en muy poco más de dos muros de adobe y un tejado. Jones y un ayudante construyeron las paredes faltantes, añadieron ventanas, fundieron un piso de concreto y le dieron una mano de pintura al lugar.
Clarence contó que una vez, mientras contemplaba las inmediaciones del establo de Ovejas, recordó el exitoso ministerio que había dejado atrás en Chicago, sintiéndose bastante desalentado por lo humilde de la estación, Clarence había clamado a Dios preguntándole: ¿Por qué? La respuesta que le llegó fue: «Puedes imaginar un mejor lugar para hablar del Cordero de Dios que desde el establo de unas ovejas?»