Las pruebas no son castigos, sino oportunidades disfrazadas. Es en medio de ellas donde Dios fortalece nuestra fe, moldea nuestro carácter, renueva nuestra economía o nos impulsa a un nuevo comienzo. Cambiar nuestra perspectiva nos permite ver cada desafío como parte del plan perfecto de Dios. Pase lo que pase, nunca olvides: Él está contigo.