Cada día nos enfrentamos a un gigante poderoso: nuestra propia mente, que con frecuencia nos susurra que no somos capaces, que no tenemos lo necesario. Sin embargo, Jesús nos ha dado la fuerza para superar esas barreras internas. Si confiamos en Su poder y en Su sabiduría que habita en nosotros, podemos aprender a vencernos a nosotros mismos diariamente.