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27 05, 2019

Cuando fallamos como padres

2019-07-09T14:54:37-05:0027 mayo, 19|

Como padres, queremos ser los mejores, para poder criar a nuestros hijos perfectos. Pero sabemos muy bien que en la realidad nuestros hijos no son perfectos y nosotros mucho menos. Una canción de Misty Edwards dice: “Todos los hombres están quebrantados, y los quebrantados quebrantan a sus hijos, quienes crecen hasta quebrantarse…” y si termináramos así, estaríamos fregados. Afortunadamente, la canción sigue con esperanza, “pero nuestro Dios es más grande que eso.”

A pesar de nuestras buenas intenciones, vamos a cometer errores en la crianza de nuestros hijos. ¡No nos demos por vencidos! A través de una perspectiva divina, nuestros errores son oportunidades para aprender, cambiar y crecer. Si ofrecemos nuestras luchas a Dios, Él puede hacer “todas las cosas hermosas en su tiempo,” (Eclesiastés 3:11).

Para las madres con hijos pequeños en casa, ¡tengan esperanza! Dios es soberano sobre los errores de crianza. Cuando se comete un error, es una ventana para ser un ejemplo, pedir perdón y hacer las paces. Su hijo necesitará esta habilidad en su vida. Podemos decirles a nuestros pequeños que hagan lo correcto, pero ser modelo aún es más poderoso. Como escribió James Baldwin, “Los niños nunca han sido muy buenos para escuchar a sus padres, pero nunca fallan imitándolos.” Dando ejemplo de pedir perdón e intentar de nuevo, revela que queremos que ellos interactúen con Dios, quien nos regala oportunidad tras oportunidad para empezar de nuevo.

Con los hijos mayores, tal vez usted hirió profundamente a su hijo, y a lo mejor los patrones de conflicto continuaron durante muchos años. No es tarde para cambiar. Nunca es demasiado tarde con Dios para que encuentre el perdón y experimente el renacimiento a nuevas pautas de vida. El anhelo de una buena relación con sus padres es innato en cada persona. Su hijo adulto puede estar ansioso para escucharle confesar sus equivocaciones como padre, recibiendo su humilde pedido de perdón con alegría. Dios ha restaurado muchas relaciones de esta manera.

Sin embargo, no hay garantía de que su hijo adulto esté abierto a la reconciliación. Siga intentando con ternura, y no presione. Pero puedo garantizarle que Dios entiende por lo que está pasando, porque Dios también nos ha dado a cada uno de sus hijos el libre albedrío para que lo aceptemos o lo rechacemos. Dios será nuestro consuelo y fortaleza en el viaje.

Incluso si su hijo se niega a relacionarse con usted, hay un gran regalo que puede ofrecerle y es la oración. Tal vez usted no era creyente cuando sus hijos eran pequeños, y nunca oró por sus vidas. No es demasiado tarde para darle a su hijo adulto la bendición de un padre que intercede por él. Pídale a Dios diariamente que cubra a su hijo con su amor y protección, y que guíe a su hijo a una relación correcta con Él y con los demás.

 

Beth Saavera

Iglesia La Viña

www.vinaquito.com

5 02, 2018

Cuidado con lo que Haces Cuando Nadie te Ve

2019-09-09T00:12:51-05:005 febrero, 18|

Hace algunos años atrás, una institución me contrató para ser maestra de ceremonias de su aniversario. La matriz de la empresa que me contrataba, quedaba algo alejada de la ciudad donde vivo. Antes de empezar el evento los invitados iban llegando, socializando y riendo entre ellos; yo sin conocer a nadie esperaba en la esquina con el personal designado para sonido. Ahí en espera a iniciar la gran celebración por los cincuenta años de vida de esta empresa; empecé a recorrer con mi mirada la hermosa decoración del salón, a los meseros sirviendo bocaditos y las personas interactuando entre ellas; pero llamó mi atención una pareja de enamorados de lo más efusivos, él mantenía sus brazos alrededor de la cintura de ella y le repartía besos en el cuello. De hecho, creo que no hubiera mantenido mi observación en ellos, si él no hubiera sido el marido de una amiga.  Al pasar a la tarima, y estar de frente al público de esa noche, él me reconoció en seguida, palideció su rostro, se mortificó y pocos minutos después junto con su amante, salieron del salón.

Los seres humanos estamos continuamente tentados a dejarnos seducir por decisiones, acciones o pensamientos que nos pueden llevar a caminar en contra de lo que es bueno, de lo que conviene. Algunos batallamos por mantenernos en valores y principios; pero otros se van por el camino fácil, manteniendo una doble moral, un doble discurso, haciendo lo malo en oculto.  Como el esposo de mi amiga, creía que ahí, a cientos de kilómetros, lejos de su hogar, podía mantener un romance con otra persona, sin que nadie lo supiera; pero la vida tiene sentido del humor y todo lo que hacemos, tarde o temprano, sale a la luz. Y cuando hemos estado caminando en zonas prohibidas, la catástrofe llega tarde o temprano; y no solo para quien actuó mal sino para todos aquellos que lo rodean y lo aman.  Eso mismo causó la infidelidad oculta del marido de mi amiga, arrasó con su matrimonio, destruyó la vida de sus hijos, la de su esposa y la de él mismo; hasta el día de hoy su primogénito sigue visitando al psicólogo porque no ha superado la ruptura de sus padres.

La Palabra de Dios nos recuerda en Marcos 4.22 “Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a la luz”. Totalmente cierto, todo lo que hacemos, siempre saldrá a flote y traerá sus consecuencias buenas o malas, de acuerdo al tipo de acciones con las que hemos obrado. Claro que cuando hacemos algo en oculto es una señal de que estamos optando por cosas incorrectas; situaciones que de salir a la luz nos causarían vergüenza; áreas de nuestra vida de la que no estamos orgullosos.

Si este es tu caso, si estás caminando por zonas inadecuadas, que no convienen, que te provocan vergüenza, que solo lo haces cuando nadie te ve…, estás en peligro. Más rápido que tarde empezarás a experimentar el dolor de la consecuencia de tus actos. Te animo a parar antes que termines en completo desastre.

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