¿Qué te gusta de quien te gusta?
En un principio, cuando nos atrae una persona, la ilusión no tarda en aparecer. Nos fijamos en sus ojos, su sonrisa, su manera de ser con los demás, los detalles, etc. La lista puede continuar, pues cada aspecto (sea de su físico o de carácter) es un camino por el cual nuestro corazón puede soñar. Esto es parte de la vida y del crecimiento, pues muchas veces nuestra ilusión no será correspondida o la persona que construíamos en nuestra mente no era igual a la realidad. Me gusta una parte de la canción de Jhon Meyer «Half of my heart» que dice «la mitad de mi corazón tiene una muy buena imaginación y la otra mitad te tiene a ti». Siempre me he puesto a pensar que muchas de mis ilusiones y enamoramientos platónicos se basan en una cualidad que yo he creado en mi mente o que la he adornado y que la otra persona probablemente no tenía o simplemente aparentaba tenerla.
La atracción física es muy importante, es parte de la relación querámoslo o no. Es la primera impresión que tenemos de una persona y el recipiente de algo más profundo: el carácter. La atracción física desaparecerá con el tiempo, pero lo que se mantiene es el carácter que engloba toda la esencia de la persona. Te puede gustar su cabello, su sonrisa, sus ojos, incluso sus orejas, pero todo eso no servirá de nada si su interior está dañado.
Entonces volvemos a la pregunta ¿ Qué es lo que te gusta de quien te gusta? Bueno, me gusta su físico pero lo importante es lo que tiene adentro, cómo me hace sentir.
Esa es una respuesta entre miles que demuestra que la parte física no es lo prioritario, sino su corazón. Pero aquí debemos ser más cautelosos, porque Jeremías dice que el corazón humano es la cosa más engañosa que existe. Si sus acciones son motivadas por un deseo egoísta de satisfacerse a sí mismo o buscar ser tu prioridad o tu salvador, entonces mi mejor consejo es que corras. En este punto debemos recordar que la belleza es vana
Una relación enfocada en llenar vacíos y buscar identidad en el otro son evidencias de falta de madurez. Aquí hay algunas cualidades importantes de atracción que serán las que al final hagan la diferencia:
Tiene una relación con Dios: Esto se ve en todas las facetas de su vida, especialmente en su hablar y en sus acciones. Para reconocer este punto es necesario la conversación y observación. Entre sus prioridades está conocer más de Dios y una vida dedicada al servicio de otros.
- Me ayuda a enamorarme más de Cristo: Su carácter te guía hacia Dios y no hacia una adoración para sí mismo o misma. Puedes ver cómo la persona le da la gloria a Dios y exalta la obra de Jesús en su vida.
- Su carácter refleja sus convicciones: En las acciones que realiza, sus motivaciones y en sus planes.
- Tiene un plan para su futuro: Esto demuestra que posee una visión para el futuro, no anda pajareando a ver que hace. Tiene sus metas claras y todas ellas las pone en manos de Dios. Tiene sueños.
- Cómo es su comportamiento conmigo, con su familia y amigos: Esto es muy importante porque a partir de su comportamiento con otros podrás apreciar cómo es realmente.
De ahí existen otras que no son prioridad pero son complementarias, esto quiere decir que dan más brillo y reflejan las anteriores y que pueden variar de acuerdo a la personalidad de cada uno, pues no todos somos iguales.
En este punto se toma en cuenta las peculiaridades físicas como los ojos, la altura, el cabello, la sonrisa; y las peculiaridades del carácter como inteligente, chistoso, introvertido, extrovertido, seguro de sí mismo o misma, etc.
Por último, y lo más importante, debes tomar en cuenta que la atracción física es importante pero no es la prioridad. Más allá la atracción interior es la que va crecer y fortalecer la relación con el paso del tiempo.
Les dejo con un pensamiento de R.C Sproul, que aplica tanto a los hombres como a las mujeres:
«Mujer, si tu belleza la determina tu cuerpo, pronto dejarás de ser bella. Pero si tu enfoque está en el temor a Dios, amarlo a El, entonces lo serás para siempre, serás digna de alabanza»