Familias Actuales y Conectadas
Recuerdo mis días de adolescencia; todo era distinto. Aún se tenía a una buena cantidad de madres en casa que esperaban a sus hijos con el almuerzo caliente y con tiempo suficiente para escucharte sobre los avatares del día con los compañeros y profesores del cole. Parece ayer esos momentos vividos que se los ha llevado el correr de los años, cuando olvidamos por descuido, cansancio o por la prisa de la mañana algún trabajo importante, y no te quedaba más que asumir la responsabilidad y tal vez suplicar al maestro entregar al día siguiente. O cuando llegabas a casa y o sorpresa no había nadie; encontrabas una nota en la que decía: -tuve que salir, mi vida; caliéntate la comida. Con amor, mamá. Y para saber algo de ellos, tocaba esperar largas horas hasta su llegada. ¡Qué tiempos aquellos!
Ahora, las cosas han cambiado; la vida va aún más a prisa y aunque no se tenga a mamá o papá cerca la mayoría del día, se puede estar conectados, se puede estar comunicados. Si nuestros hijos necesitan algo, nos localizan por un whatsapp; si queremos invitar a nuestro cónyuge a cenar le escribimos por Messenger; y si es realmente algo emergente usaremos una llamada al instante. Así de fácil y rápido.
Lo triste es cuando celulares, computadoras, IPod’s, tabletas y demás dispositivos en vez de mantenernos conectados nos mantienen desconectados unos con otros. Está claro que el uso adecuado de la tecnología aporta innumerables ventajas para el conocimiento, para comunicarnos y otros; pero un excesivo y mal uso puede generar riesgos familiares como: niños y niñas que se aíslan del mundo frente a los dispositivos inteligentes, personas que basan sus relaciones personales en contactos cibernéticos, cónyuges que establecen relaciones a escondidas por medio de redes sociales. Además, de estar a un clic de contenidos violentos, de pornografía y más.
Frente a esto, como padres estamos llamados a actuar con sabiduría y a establecer límites, a hablar con nuestros hijos sobre el uso inadecuado de la tecnología y sobre los riesgos que esta conlleva. Además de acordar tiempos concretos para el uso de todo dispositivo tecnológico. Y sobre todo estamos llamados a estar conectados con el amor que se construye de persona a persona, con tiempo de calidad y cantidad.