9 01, 2022

Paz y el Año Nuevo

2022-01-16T07:03:42-05:009 enero, 22|

Debido a que no sabemos lo que nos depara el futuro, es posible que sintamos preocupación al inicio de un nuevo año.

Mientras la cruz se dibujaba en el horizonte, Jesús se encontró con Sus discípulos en el Aposento Alto y dijo: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.» (Juan 14:27 DHH).

La palabra griega que Jesús usó, y que traducida corresponde a “estar preocupado o turbado” significa, además, sentirse molesto, con fastidio o confuso.  Este término también se usaba para referirse al agua que ha sido agitada por un fuerte viento.  Es posible que me esté diciendo: Esta es la imagen que representa mi vida.

No es simplemente el tema de la pandemia, lo que causa que nuestros corazones estén preocupados.  También hay crisis con la economía, violencia, calentamiento global, el agua.  Si quiere preocuparse, hay mucho que le puede mantener preocupado.

Pero hay una mejor manera de vivir: aferrarse a las promesas de Jesús. El habló y la tormenta se detuvo. Él es quien sanó a los enfermos y resucitó a los muertos.

Puede tener paz por el poder de Aquel que le otorgó este gran legado. Él se levantó de la tumba y dijo: «Porque vivo; ¡vivirás también! «Eso quita el miedo a la muerte»

La segunda razón por la que puede experimentar paz es creer las grandes promesas de Dios.  Él dijo: “Nunca te dejaré ni te abandonaré”.  (Hebreos 13:5).

La tercera razón por la que puede experimentar paz es que Dios, no el destino o el azar o el mal, está en control.

Quizás veamos algunas cosas como imposibles, pero el poder de Dios todo lo supera y Él es experto en hacer que las cosas sucedan. Y con esa seguridad camine en este nuevo año con paz, bondad, con la gracia y bendición de Dios.

 Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús. Filipenses 4:7.

4 05, 2018

Un pozo oscuro, vacío y sin fin

2019-07-07T04:53:26-05:004 mayo, 18|

¿Alguna vez has sentido que estas dentro de un pozo oscuro, vacío y sin fin?

Supongo que tu respuesta fue afirmativa; y sabes algo a mí también me pasó.

Transcurría el mes de Mayo de algún año pasado, mi vida se encontraba envuelta en un constante conflicto de emociones y rodeado de circunstancias que me mantenían en un grave conflicto de fe.

Pero antes de dar detalles de lo sucedido aquel año, me gustaría mencionar que nací dentro de un hogar cristiano, con una madre devota a Dios y un padre muy servicial, crecí dentro de aquella ideología y aquel estilo de vida que se me fue impuesto; acudía a la iglesia constantemente, pasaba todo el día escuchando música cristiana, leía la biblia a diario y en el colegio hasta me decían «el hermanito».

Pero saben ¿qué?, me aleje de Dios, empecé a adaptarme a las actividades rutinarias de la sociedad, e incluso llegué a compartirlas, con el objetivo de ser aceptado; en realidad no había tenido consecuencias “terribles”, como las que alguna vez escuché en un culto dominical, hasta llegué a pensar que la vida rodeada de excesos y malas noches era lo que en realidad siempre había deseado.

Pasaron exactamente 10 años, hasta que las consecuencias llegaron, pero para serles sincero, no fueron como yo pensaba o como las imaginaba; no afectaron mi salud, tampoco mis finanzas, ni mis relaciones familiares; afectaron algo aún más importante, mi alma.

Llegué a vivir una vida sin vivirla, sin objetivo, sin sentido, hasta el punto de dedicarme a sobrevivir día a día, tenía todo y nada a la vez, los días trascurrían dentro de una monotonía casi enfermiza, a diario ponía una máscara sobre mi rostro, aparentaba ser feliz y que no me faltaba nada; hasta que entendí que era SU AMOR lo que yo necesitaba para completar ese vacío que había en mi corazón, ese mismo vacío que había nacido 10 años atrás, pero que ya resultaba insoportable.

Recuerdo claramente cuando volví a entregarle mi vida a Dios, un viernes del mes de Mayo, aquella noche no podía dormir, y mi corazón no tenía paz, deambulaba dentro de mi cuarto tratando de buscar una solución para el vacío que sentía, hasta que finalmente doble mis rodillas y le dije «heme aquí Señor», fue increíble sentir como su amor descendió sobre mí de inmediato, y como esa sensación de vacío se redujo enormemente.

Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Este es el camino; síguelo»

(Isaías 30:21 ) (NVI)

Dios a través de su palabra nos habla, nos da pautas del camino que debemos seguir para tener gracia ante sus ojos, y no importa si estas sumergido en un mundo lleno de tinieblas y oscuridad, su voz siempre te guiará hacia la luz; no desesperes, confía en Dios y descansa en Él.

 

ESCRITO POR: César Eduardo Chamorro

13 08, 2017

La fe se aprende mejor en la crisis

2019-09-09T00:13:26-05:0013 agosto, 17|

En conversaciones con personas que quieren servir a Dios, casi siempre les hago la siguiente pregunta: «Cuéntame acerca de una época en tu vida en la que experimentaste una crisis de fe». Las respuestas son intrigantes. Para algunos, una «crisis de fe» es falta de madurez espiritual,  por lo que niegan alguna vez haber tenido una, o son muy tímidos como para admitirlo. Otros, lo ven como un tiempo en el que sobrevivieron a un “Campo de concentración del divino sufrimiento» con mucho coraje.

Como joven pastor, tuve una crisis que duró casi dos años. Dejamos la iglesia que pastoreé y trabajé para convertirme, con mi familia, en misioneros con HCJB. Teníamos dos hijas pequeñas, una casa para pagar y un auto que continuamente se descomponía. Con frecuencia clamé a Dios porque no tenía idea de cómo sobreviviríamos la próxima semana. Por su gracia, nunca dejamos de cumplir con los pagos de la casa, nuestro coche de repente funcionó bien, y siempre había comida en la mesa. Pero luché con la duda. «Estoy tratando de servir a Dios, ¿por qué Dios no resuelve estos problemas?»

Un pastor me enseñó que la fe se aprende mejor en la crisis, no en la calma. Recuerden lo que dice Salmos 119: 65-67:

La tierra, oh SEÑOR, está llena de tu misericordia; enséñame tus estatutos.
Bien ha obrado con tu siervo, oh SEÑOR, conforme a tu palabra.
Enséñame buen juicio y conocimiento, pues creo en tus mandamientos.
Antes que fuera afligido, yo me descarrié, mas ahora guardo tu palabra.
Bueno eres tú, y bienhechor; Enséñame tus estatutos.

«Yo me descarrié» no significa «pecado», significa crisis. Es parte del ser humano, de ser hechos de polvo (Sal 103: 14).  El amor de Dios por nosotros significa que Su fidelidad no está condicionada a la nuestra. Él es un Dios bueno, misericordioso, y todo lo que Él hace es bondadoso.

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