La trampa del «buen cristiano»
Quiero ser un buen cristiano.
Muchas veces he dicho esta frase. Seguro tú la has dicho también. Suena normal, suena bien. Pero hay un par de problemas con esta frase. Problemas que no son evidentes a primera vista y que están afectando a la iglesia en general.
1 – No existe un buen cristiano
Déjame decirte que la idea de un buen cristiano es contradictoria. Se ha formado en nuestra iglesia un fuerte sentimiento que el cristiano no es como los demás; que no pecamos; que somos guerreros contra el mundo; que somos santos, apartados, distintos. Y aunque todo eso es cierto, no lo vemos de la manera correcta. Nuestro punto de partida debe ser el hecho de reconocer nuestra humanidad (esa misma humanidad que compartimos con todos): Somos pecadores.
…no hay quien haga lo bueno, ni siquiera uno.
– Salmo 14:3b –
No hay bueno, ni siquiera uno. Ése es nuestro punto de partida. El cristiano no deja de ser humano. El cristiano sigue siendo pecador. El cristiano, por ser parte de la raza humana, hijo de Adan, simiente del pecado, no es bueno. Hace poco vi en Instagram una frase que me gustó: “La oveja perdida nunca dejó de ser oveja”. Nunca dejamos de ser humanos; nunca dejamos de ser pecadores.
“¡Pero Bryan!” te escucho decir, «¿De qué me sirve ser cristiano si sigo siendo igual?»
Y esa pregunta tiene la respuesta más hermosa de todas. La respuesta correcta a todas las preguntas en la clase de escuela dominical: Jesús.
En respuesta al joven rico Jesús dijo «¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.» (Lucas 18) Incluso el mismo Hijo de Dios reconocía que la humanidad no tiene bondad intrínseca. Pero pon atención a lo que no dijo. No dijo, «No me llames bueno», más bien su respuesta es casi como si le preguntase al joven, “¿Sabes lo que dices? Estás reconociendo que soy Dios”. Jesús es bueno, porque es Dios. Y necesitamos del poder del buen Dios para hacer bien en nuestra vida.
En la película animada «Ralph el demoledor«, los malos tienen un mantra, o un manifiesto, que repiten.
«Soy malo, y eso es bueno. Yo jamás seré bueno, y eso no es malo.»
Repite conmigo en voz alta: Soy malo, y eso es bueno. Yo jamás seré bueno, y eso no es malo.
Tranquilo, sé que probablemente no lo dijiste.
Ningún cristiano es bueno. Pero todo cristiano tiene el Espíritu de Cristo en su vida que le da el poder para hacer el bien. Pablo en Filipenses 2 dice que «Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad«. Por lo cual entendemos que en el humano no hay capacidad para el bien, pero Dios es el que nos capacita y nos da la voluntad de actuar para bien.
Entonces la pregunta que resulta es: ¿Realmente puedo ser un buen cristiano?
Y la respuesta es: Yo no, pero Jesús en mi sí.
2 – Falsas esperanzas: La cultura de bondad en la Iglesia
El segundo problema es que en las iglesias enseñamos lo opuesto.
«¡Sí, claro! Tú puedes ser un buen cristiano.»
¿Cuántas veces la prédica en tu iglesia parece más una charla motivacional que una explicación del carácter de Dios? ¿Cuántas veces decimos “ora más”, “lee más”, “asiste más”…? ¿Cuántas veces alimentamos con falsas esperanzas la idea del “sí se puede” y olvidamos que no podemos?
Y por otro lado:
¿Por qué el mensaje casi nunca es «Tu no puedes. Debes depender de Cristo.»?
Cuando el pecado persiste en mi vida. Cuando hay obstáculos que no puedo quitar. Cuando mis fuerzas no alcanzan. Cristo es el que puede.
Jesús en la cruz dijo las palabras «consumado es«(Juan 19:30). Significa que yo no debo hacer nada, porque él ya lo hizo todo. No necesito luchar con el pecado, porque Cristo ya lo derrotó. No necesito esforzarme por ser más santo, porque Cristo ya es santo y Dios cubre mi vida con su santidad. No necesito “tratar” de ser un buen cristiano, porque nunca lo lograré; y no necesito lograrlo porque Cristo es el único «buen cristiano».
«¿Entonces no necesito tratar de hacer cosas buenas?»
La respuesta natural de un indefenso al ser salvado es amor y devoción. Un amor que anhela obedecer completamente los deseos de su salvador. Nunca lograrás ser lo que Dios espera de ti. Pero si realmente has sido salvado por Cristo, tu deseo será hacer todo lo posible por complacer su corazón en obediencia.
En conclusión, lo único que debo hacer en mi vida como cristiano es:
1) Reconocer que no soy bueno y nunca lo seré.
2) Reconocer que Cristo es bueno y siempre lo será.
3) Depender completamente de Cristo para todo en mi vida.
La vida cristiana es mucho más simple de lo que enseñamos a veces. Es simplemente depender de Cristo.
¿Voy a fallar? Sí.
¿Seguirá el pecado en mi vida? Sí.
¿Le fallaré a Dios? Indudablemente.
Pero si Cristo es el motor de nuestra vida, no será una carga; no habrá culpabilidad; no habrá necesidad de sufrir y “esforzarnos” por ser buenos.
Ése es el verdadero significado de «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13) Puedo hacer todo lo que Dios espera de mí, porque Él ya hizo todo por mi. Yo sólo debo darle lugar en mi vida para que obre en mí, y me conforme a Su imagen.
Ten cuidado, no caigas en la trampa del “buen cristiano”.