Vive la Naturaleza
“Tú oh Dios llenas las fuentes con los arroyos que corren ligeros entre los montes;
allí apagan su sed los animales salvajes; En sus riberas anidan las aves del cielo, y entre las ramas se escuchan sus trinos. Desde las alturas riegas los montes, y la tierra se sacia con el fruto de tus obras. Haces crecer la hierba para los ganados, y las plantas que el hombre cultiva para sacar de la tierra el pan que come y el vino que le alegra el corazón”. Salmos 104.10-15
El salmista David en uno de sus cantos, describe a la naturaleza como aquel espacio creado de forma magnifica por Dios. Un espacio del que todos los seres humanos nos quedamos deslumbrados por los detalles que existen; y que es un entorno para disfrutarlo con respeto y amor.
Podemos deleitarnos en las aguas termales de Papallacta; cruzar el bosque andino Pasochoa; tocar la nieve del Cayambe; caminar en Playa negra de Mompiche; dar un paseo de aventura en el Parque Ecológico la Perla en la Amazonia. Y no solo eso, podemos admirar el revoloteo de un colibrí, el canto de un mirlo y sonreír cuando los rayos del sol tocan nuestro rostro al amanecer…
Tanto para disfrutar… sí salimos de aquella caja de fósforos llamada departamento. Que hoy por hoy se ha convertido en nuestro espacio seguro, nuestro mundo cibernético, olvidando el contacto con los demás y con el entorno natural.
Dios nos ha dado la naturaleza para disfrutarla, por lo tanto, hagamos de ella nuestra aliada. Dediquemos tiempo para encontrar ese contacto con la creación y con su Creador. Salgamos con nuestros hijos al bosque más cercano. Disfrutemos de un amanecer junto al canto de las aves, o de las estrellas en lo más oscuro de la noche. Si vives en la playa, camina por la orilla del mar. De esta manera desarrollaremos amor y respeto por la creación; y experimentaremos la presencia de Dios de una manera más palpable y real.