¿Podemos hablar?
Prestar atención es una condición fundamental para tener una buena conversación. Eso significa disponer los sentidos, enfocarse con la mente y con las emociones en el tema y en el sujeto con quien se está interactuando, para expresar finalmente interés, aceptación y aprobación, o de desaprobación, molestia y rechazo.
Ahora, ¿qué impide tener un buen diálogo? En primer lugar, una distracción y, en segunda instancia, un complejo.
Considerando el factor de distracción, probablemente te haya sucedido en alguna ocasión, como a la mayoría de la gente, que mientras hablabas con alguien de pronto te ausentaste mentalmente. Tal vez estabas en cuerpo presente, pero tu atención voló hacia otro lugar o se enfocó en cualquier cosa, menos en la conversación que sostenías. Si recuerdas alguna experiencia así, asentirás que se debió a desinterés, preocupación, interrupción o sencillamente a una desconcentración momentánea. No obstante, te perdiste de dicha conversación.
Mientras tanto, cuando es un complejo lo que te imposibilita tener una buena conversación, generalmente tiene que ver con la culpa, el orgullo, la inseguridad o el temor. Estos factores también alteran o impiden tener una buena conversación y, por tanto, impiden que nos acerquemos a la persona o las personas que están a nuestro lado.
Sean las distracciones o los complejos, estos tienen sus causas y, para tratarlos, se debe considerar qué los ocasiona. Caso contrario, no podremos tener una conversación saludable con las personas o incluso con Dios. En cualquier caso, ofrecer disculpas o pedir perdón, así como celebrar el encuentro con la otra persona allanan el camino hacia una buena conversación y relación.
MDC/ag