¡ABRE LA PUERTA Y VE AL PARQUE!
Tal vez para un adulto no signifique mucho visitar un parque; pero para un niño es lo máximo. Bueno, aunque debo confesar, que a mí, me encantan los parques; sobre todo aquellos donde hay muchos árboles y la naturaleza susurra a gritos la hermosura del Creador.
Pero reitero, para un niño visitar un parque es abrirle las puertas a un sin número de posibilidades de diversión; y es que en un parque se puede correr, saltar, trepar a algún juego, acariciar la naturaleza, explotar la creatividad, romper con los miedos, y conocer el lado infantil de papá o mamá.
En el fresco y colorido verde del prado es más fácil sacar al niño que todo adulto llevamos y con el que todo hijo añora jugar. Eso es lo que lleva grabado en su corazón Mila, una pequeña de 10 años, que visita todas las semanas el parque que queda junto a su casa. Ella cuenta, con amor y alegría, como su madre corre tras ella y su hermano para alcanzarlos cuando juegan al lobo o a las cogidas. Para esta niña no hay momentos más felices que estos en los que comparte con su madre en el parque de su casa.
A Roberto de 8 años, le pasa lo mismo. Este confesó que le encanta salir al parque con su padre porque ahí no solo juegan a la pelota sino que se convierten en sus jugadores favoritos y se divierten como nunca.
Lo que puede lograr un parque es sorprendente y no necesitas dinero, solo ganas de divertirte, una pizca de creatividad y amor para compartir con tus hijos. Dejar el aburrimiento de lado en estas vacaciones es posible, solo abre la puerta y ver al parque.