Mis ídolos de carne (parte 1)

2019-07-07T04:56:32-05:004 julio, 17|

¿Te has “enamorado” de alguien famoso? ¿Sueñas con que esa persona vaya a tu ciudad y se conozcan? ¿Siempre miras su perfil en las redes sociales?

Nunca lo has conocido cara a cara, nunca has hablado con él/ ella, nunca han reído, ni llorado juntos, ni te ha presentado a su perro, pero aun así ¿te gusta?

O por otro lado, ¿te gusta alguien que sí conoces? ¿piensas solo en esa persona? ¿crees que es perfecto?

Tenemos que admitirlo, en algún punto de nuestra vida todos hemos sentido admiración por  una figura pública (sea cristiana o no), un amigo o una amiga . Muchas veces soñamos con la persona que vemos en las redes sociales, en videos de Youtube, en conciertos o en entrevistas y pensamos que es el hombre o la mujer perfecta para nosotros, que si es la “voluntad de Dios” algún día se conocerán y él o ella se dará cuenta que son el uno para el otro.

Esta es la historia de millones de personas: admirar demasiado a alguien que llega a convertirse en un ídolo de carne.

A mí me ha pasado y de seguro a ti también. Te invito a que cuando nuestra adoración  y atención se centren en otra persona que no sea Jesús, medites y actúes en base a las siguientes verdades.

  1. El espejismo te cautiva:

El espejismo de una imagen que está construída para un público es lo primero que vemos. Las redes sociales son tan útiles como peligrosas. Son un espejismo de una realidad decorada para que anhelemos. Y, conociendo nuestro corazón podemos compararnos con la otra persona a la que vemos de lejos, en una pantalla.

  1. Todos somos pecadores

No digo que admirar a alguien está mal, todo lo contrario, si encuentras a una persona que te guste y que aprecies sus cualidades es natural en el ser humano, sin embargo debemos recordar que todos tenemos errores, todos caemos, nadie es perfecto.

  1. La intención de mi corazón.

Examina tu corazón ¿a quién adora? ¿Acaso te gusta extremadamente alguien? ¿Le das una condición de divinidad o de perfección sin que te des cuenta? ¿Tienes puesta tu estima e identidad en esa persona? ¿Hablas solo de él o ella?

En la siguiente parte de este artículo veremos algunas verdades de cómo luchar en contra de nuestros ídolos de carne, poniendo los ojos en Cristo.