Un legado perdurable
Salmos 116: 15
El sábado 16 de octubre del presente año 2021, partió a la presencia del Señor el pastor Miguel Carvajal Díaz. Para todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocerlo ya sea en su faceta como profesor, pastor, mentor o sencillamente amigo, él nos ha dejado un legado perdurable.
El pastor Miguelito, como cariñosamente lo llamábamos la mayoría, fue un hombre multifacético en el ámbito ministerial. En sus primeros años como pastor fue fundador de una iglesia (la cual existe hasta el día de hoy), desarrollando el ministerio de la consejería pastoral de manera fructífera con muchas personas en el contexto nacional del Ecuador y a nivel Latinoamericano.
Se desempeñó también como comunicador social en la prestigiosa radio HCJB por mucho tiempo. Además desarrolló el ministerio de la enseñanza bíblica-teológica a través del Seminario Bíblico Alianza del Ecuador, siendo recordado por las clases de Griego y de Romanismo. A más de esto, el pastor Miguelito fue un prolífico escritor llegando con sus libros publicados a examinar diversos tópicos de la labor pastoral y la vida eclesial.
Se mantenía en constante actualización al punto que en sus últimos años (y esto lo desarrolló hasta unos días antes de partir al encuentro con el Señor) de manera cotidiana escribía artículos reflexivos los cuales socializaba en sus plataformas digitales, como una manera de poder llegar a las nuevas generaciones.
El pastor Miguelito terminó su peregrinaje en la tierra de manera inspiradora para todos aquellos que tuvimos el honor de conocerlo. Al respecto el salmo 116: 15 nos establece:
Estimada es a los ojos de Jehová. La muerte de sus santos.
El texto bíblico nos invita a tener presente dos aspectos: 1. Dios ve con aprecio la hora de la muerte de su pueblo 2. Ese pueblo de Dios es catalogado como santo. Esta designación de santidad no debe ser entendida como perfección o infalibilidad (lo cual no es posible para ningún ser humano) sino como una designación fruto de la Gracia de Dios a través de Jesucristo. Cuando uno de esos santos de Dios fallece, Dios ve con agrado y estima ese deceso. ¿Por qué? Por la vida de obediencia que mantuvieron hacia Él y el legado que dejan tras de su partida. Ese fue el caso del pastor Miguelito y el legado inspirador que nos deja.
¿Y tú? Cuando Dios te llame a Su presencia ¿Cuál es el legado que dejarás tras de ti? Piénsalo. Oremos