Detrás de cada cosa hermosa, hay algún tipo de dolor
Detrás de cada cosa hermosa, hay algún tipo de dolor. (Bob Dylan)
Si hubiera escuchado, esta frase hace tres años atrás, diría que simplemente es pura palabrería y que del dolor no se puede sacar nada bueno.
Conforme pasaron los años descubrí lo equivocado que estaba.
Recuerdo con precisión de detalle aquel 1 de noviembre del 2015, el sol lucía radiante y el día se prestaba para practicar cualquier tipo de deporte, así que decidí salir a jugar fútbol con mi equipo barrial, lo que no sabía era que horas más tarde estaría debatiéndome entre la vida y la muerte. Todo pasó tan rápido, un jugador del otro equipo me propinó una fuerte patada en el abdomen, lo cual produciría un hematoma hepático, termino con el cual estaría familiarizado por largo tiempo. Lo que siguió después fue una traumática serie de exámenes y transfusiones de sangre, muy dolorosas, por cierto. Algunos doctores decían que el cuadro era muy complicado y que no se podía hacer nada más que esperar. En ese preciso instante no entendía que pasaba, todos los planes de vida que tenía se vinieron abajo, aún tenía muchas cosas que hacer, sueños que cumplir, aquel momento fue el más oscuro de mi vida, y me marco de una manera que jamás olvidaré. Lo que me ayudo en aquellas circunstancias, fue detenerme a leer la historia de Job, él sufrió de todo, sus hijos se murieron, siendo el hombre más rico de la época terminó en la calle, su esposa no lo amaba, aquel hombre sabía verdaderamente que era el dolor, pero aún así, nunca renegó y siempre bendijo a Dios, además aprendió muchas lecciones en su etapa de sufrimiento.
“Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.” (Job 1:21-22) (NTV)
Sin temor a equivocarme se que por lo menos una vez en toda nuestra existencia, todos vamos a experimentar el dolor, depende de cada uno la manera en que abordemos el sufrimiento. Aunque no lo crean el dolor puede ser un excelente maestro.
Ahora cuando miro atrás, recuerdo todo esto con tranquilidad y entiendo que aquel dolor me hizo replantear mi vida y fue un detonante para el mi crecimiento espiritual y de pensamiento, además, me ayudó a creer verdaderamente en Dios.
Tal vez tú estés pasando por momentos difíciles, se que es duro ver el lado positivo cuando existen muchas circunstancias adversas, no te olvides que Dios está en todo este proceso, tal vez no lo escuches, pero está ahí. Te aseguro que en unos años mirarás atrás y podrás ver tu cicatriz del alma o del cuerpo y recordarás todo, con mucha paz.
ESCRITO POR: David Paredes