¡Demos gracias! ¡Celebremos! ¡Dios es bueno!
¡Compartir juntos es una experiencia edificante y alentadora! Casi siempre lo que logramos juntos es mucho más significativo que lo que podemos hacer de manera independiente.
Celebrar juntos es tan importante como trabajar juntos. Dios, como autor y fuente de todas las cosas buenas, nos anima a expresar nuestro agradecimiento unos a otros. ¡Esto no es solo una forma de adoración, es una manera de hacer evangelismo!
Así lo expresó el salmista: “Dios tenga piedad de nosotros y nosotros bendiga, y haga resplandecer su rostro sobre nosotros; para que sea conocido en la tierra tu camino, entre todas las naciones tu salvación”. (Sal 67: 1-2 LBA)
A menudo nos sorprende cómo Dios nos responde; a veces cumple nuestras expectativas, a veces brinda más oportunidades para seguir confiando en El. Pero el enfoque del salmista enfatiza la relación con Dios, la alegría de conocerlo, no en el cumplimiento de nuestras expectativas. Dios siempre está trabajando: solo necesitamos sensibilizarnos para ver Su mano y regocijarnos en Su bondad.
En un mundo lleno de desesperanza, duda y temor, nuestro agradecimiento por todas las cosas, nuestra confianza en el Dios Creador, es la muestra más poderosa del Evangelio. Como dijo Pedro: «Estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.” (1Pe 3:15 LBA).
Dios siempre está haciendo cosas increíbles y grandiosas entre nosotros. ¡Asegurémonos de regocijarnos juntos y de compartir su bondad con los demás!
¡Demos gracias! ¡Celebremos! ¡Dios es bueno!