20 03, 2022

¿Violencia, corrupción, maldad…? ¿Qué podemos hacer?

2022-03-20T08:31:39-05:0020 marzo, 22|

El siglo XX fue el más violento en la historia del mundo. Más de 100 millones de personas murieron en dos guerras. También en ese siglo han nacido palabras como holocausto, genocidio, terrorismo y bombas suicidas, pero la realidad de la maldad no es nada nuevo en los milenios de la historia de la humanidad.

Génesis 6:5-22 registra que en los días de Noé la “Maldad de los hombres era grande en la tierra”. Tres veces en los versículos 11 y 12 la palabra “corrupción” describe el estado de las cosas en el mundo antiguo.

En medio del caos se relata que Noé caminó con Dios y encontró su favor ante sus ojos. Dios le encomienda la monumental tarea de construir un arca, llenarla con dos animales de cada especie, y suficiente comida para alimentar a su familia y al gigantesco zoológico flotante.

Ante los ojos del mundo esto era una locura, pero “Noé hizo todo lo que Dios le había mandado” (6:22, 7:5) Y el escritor de hebreos nos recuerda que, por fe, Noé tomó esta ardua tarea.

La obediencia de Noé y esta hazaña de fe, es un claro recordatorio que Dios puede y usará a cualquiera de nosotros para ser parte de sus planes redentores – planes de rescate y restauración (Mel Lawrenz)

Quizás no siempre Dios puede llamar a alguien para una tarea tan grandiosa como construir un arca, pero Él quiere que su pueblo sea parte del trabajo de compartir el evangelio en este mundo caído.

Para pensar: ¿Qué paso de obediencia nos está pidiendo Dios para involucrarnos en este mundo compartiendo «todo el evangelio»? ¿Cuáles son algunas maneras en que podemos seguir a Dios? ¿Cuáles son aquellas cosas que Dios te ha encomendado a ti?

31 01, 2018

No nos justifiquemos con esta común expresión: «Dios no es bueno porque permite la maldad en el mundo»

2019-09-09T00:12:52-05:0031 enero, 18|

La tendencia del hombre ha sido eludir responsabilidades, buscar culpables, escapar de la realidad, esconderse. Cada quien es responsable de sus actos no podemos responsabilizar a otros. Si es cierto que no tenemos responsabilidad de lo que otros hagan y como reacciones ante las diferentes circunstancias, pero si somos responsables de lo nuestro y como nosotros reaccionamos.

La Biblia habla que tal cual son nuestros pensamientos tal cual son nuestros hechos, y que de la abundancia del corazón habla la boca. ¿Cuál es o cuáles son las raíces de todos los males?, por ejemplo el amor al dinero y lo que engloba, materialismo, humanismo, ambición, etc.

Dios ha puesto en nosotros conciencia del bien y del mal y nosotros tomamos las decisiones no Él. Es fácil decir: ¿Por qué lo permite? ¿Por qué no hace nada? ¿Por qué incluso mandó esto o lo otro? Recordemos lo que sucedió en el principio, cuando en Génesis nos dice la Biblia como aparece el sentido de culpa o de culpar a otro:

«La serpiente era el más astuto de todos los animales salvajes que el Señor Dios había hecho. Cierto día le preguntó a la mujer:

—¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?

Claro que podemos comer del fruto de los árboles del huerto —contestó la mujer—. Es solo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”. 

Génesis 3:1-3

La mujer sabía lo que no debía hacer en su conciencia, y así nosotros sí sabemos lo que hemos hecho, lo que estamos haciendo o lo que queremos hacer, depende de lo que hay en nuestra mente, en nuestro corazón, la actitud con lo que lo hacemos y por tanto somos nosotros los que decidimos acerca de todas las cosas.

Las guerras, la pobreza muchas veces son consecuencias de nuestras acciones. En un mundo dominado por el pecado, el odio y la maldad (Romanos 3:10-18), la guerra es inevitable. Algunas guerras son más “justas” que otras, pero todas las guerras son, a última instancia, el resultado del pecado.

Quienes conocen y siguen los consejos de la Biblia están mejor preparados para enfrentarse todas las calamidades. Por ejemplo, las Escrituras recomiendan abandonar hábitos dañinos como fumar o beber alcohol en exceso. Tener esta clase de hábitos es como tirar el dinero y ocasionan problemas de salud que requieren tratamientos caros (Proverbios 20:1; 2 Corintios 7:1).

Las Escrituras también advierten de las malas consecuencias de querer tener mucho dinero (Marcos 4:19; Efesios 5:3). Quienes hacen caso de esas advertencias no lo malgastan en apuestas ni desarrollan “amor al dinero” que, como dice la Biblia “es raíz de toda clase de males” (1 Timoteo 6:10, Dios Habla Hoy). Además, contiene esta gran verdad: “No por ser dueños de muchas cosas se vive una vida larga y feliz” (Lucas 12:15, Traducción en lenguaje actual).

Dicho en pocas palabras, la vida no se puede comprar con dinero. Pero, por otra parte, obedecer los sabios consejos de la Biblia nos ayuda a tener una vida significativa y a ser realmente felices.

Así mismo la enfermedad muchas veces es a causa del desorden en la vida y decisiones del hombre, otras veces es físico por deterioro normal del cuerpo, por vivir en un mundo o sistema corrupto o caído.

Finalmente concluimos que Dios no tiene la culpa, la humanidad decide a dónde y cómo camina, y aun así la misericordia de Dios es tan grande que no la alcanzamos a entenderla del todo. Por su gracia no hemos sido consumidos y su gracia también es ilimitada.

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud. 

Lamentaciones 3:22-27, (RVR1960)

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