5 maneras prácticas de evitar la mentira
En el artículo anterior vimos cómo una mentira no es solo eso, sino es un pecado contra el corazón de Dios que necesita ser confesado y alejado de nuestras vidas.
Si estás tentado a mentir y se ha vuelto un hábito en tu diario vivir significa que es una batalla. Las batallas no se libran con un simple “ Bueno, ya pasó. Hasta la próxima”. Si en el pasado los soldados hacían eso, el enemigo aprovechaba y atacaba por la espalda. Es por eso que te mostraremos 5 maneras prácticas para luchar en contra de la mentira.
1.- Memoriza versículos.
La Palabra de Dios es una espada de doble filo que penetra hasta el alma (Heb. 4:12). Es aprender a utilizarla. Cuando sientas que vas a caer pídele al Espíritu Santo que te recuerde las verdades de la Escritura y busca versículos que hablen de la lengua mentirosa, de los labios que hablan la verdad, de el falso testimonio y de las palabras con sabiduría y prudencia.
2.- Medita en el precio.
La mentira que dijimos la semana pasada, hace unos minutos e inclusive hace cinco años no viene sola. Si eres cristiano y has puesto tu fe en Jesús debes saber que todo el peso del pecado cayó sobre Él. Tus mentiras y mis mentiras lo crucificaron en la cruz.
- Recuerda experiencias pasadas.
¿Cómo te sentiste después de mentir? De seguro que no fue algo como “Oh Dios, soy fenomenal”. Mas bien, si conoces quién es Dios, tu primer pensamiento será “He pecado”, “eso no estuvo bien” o “debí decir algo más”. El truco de la mentira es que siempre vas a necesitar más, así que recuerda cómo te sentiste, si esa mentira hizo algún bien en el pasado o solo sirvió para que tu ego creciera y que otros tuvieran envidia o desdicha.
- Ten una persona honesta con la que puedas confesar tus pecados.
Esto te ayudará a no solo darte cuenta de las tácticas de tu corazón, sino también los patrones de las situaciones que dan paso a que mientas. Además te guiará hacia la cruz en vez de la culpa, el remordimiento o a creer que podemos aprovecharnos de la gracia.
- Retráctate.
Creo este paso es el más difícil de los 5. Es difícil porque tenemos que negarnos a nosotros mismos, a nuestra imagen y a nuestra reputación e ir donde la persona a la que le mentimos y decir “Sabes que lo que te dije no es cierto. Perdóname”.
En este paso, debemos pedir ayuda al Espíritu Santo porque la realidad es que nos amamos demasiado para hacer algo tan radical. Pero aquí viene la pregunta ¿A quién queremos agradar?