La verdadera belleza de una mujer (Parte 1)
¿Qué es la belleza? Probablemente tu respuesta instantánea sea el nombre de una supermodelo o de una famosa actriz. Quizá recuerdes a alguna persona que viste en el bus, mientras caminabas por el centro comercial o en seguida viene a tu mente alguien conocido.
En la mayoría de ocasiones, ligamos la palabra «belleza» con cualidades físicas que han sido estandarizadas por la sociedad. Para nosotras, las chicas, el concepto que tenemos es una ilusión de perfección usualmente ligada con un cuerpo ideal, una cara impecable, un atuendo magnífico y una personalidad fantástica, como tu propia versión de Barbie: sin debilidades, ni errores, ni defectos. A veces sucumbimos a esta idea muy fácilmente, llegando a compararnos con otros, optando por nuevos estilos, nuevas modas y nuevas máscaras de identidad que cambiamos de acuerdo a las circunstancias o de acuerdo a la persona con la que estemos conversando.
Con esto no quiero decir que la belleza física no sea importante ¡Es importante! pero no debe ser tu prioridad en la vida para atraer a alguien o para ser aceptada por otros.
Las mujeres caemos muchas veces en el engaño de idolatrar lo superficial, de vivir en el mundo de los sentidos, mientras que descuidamos regar y alimentar nuestra vida espiritual. Lo tomamos muy a la ligera, como una tarea del mañana. Pero para Dios esto no es ajeno y en Proverbios 31 vemos el ejemplo de una mujer bella, una guía que nos confronta con nosotras mismas. Entonces ¿ Qué es la belleza femenina… según Dios? en este devocional de dos partes veremos siete de sus características.
1. Es trabajadora
El versículo 10 comienza » Mujer hacendosa ¿quién la hallará?». Es una persona difícil de encontrar pero más valiosa que las joyas. El versículo no dice que es descuidada o desorganizada, sino que busca en qué ocupar su tiempo y sus manos, llegando a ser un ejemplo para su familia y para los que la conocen. Además, encontramos varias afirmaciones que describen esta cualidad de carácter. Personalmente me impacta la que dice «… y no come pan de ociosidad.» Esta mujer es fuerte y no se deja vencer por su cansancio, por la pereza o por las distracciones. Esto demuestra que ella se enfrenta a una decisión diaria de levantarse y trabajar, realizando sus actividades a tiempo. No deja para el último.
2. Mira por los demás
Esta mujer se preocupa por sí misma: se viste bien, se arregla, tiene sus actividades personales. Pero al ver los versículos, observamos que ella pone las necesidades de los demás sobre las de ella. Cuida de su familia, de sus empleados, de los pobres y , sobretodo, de su esposo. Bueno, puede que muchas de nosotras no tengamos ninguno de estos, pero a nuestro alrededor siempre habrá alguien a quien podemos servir, ayudar y conversar. Miremos por un momento a Jesús y su ejemplo:
3 No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. 4 Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás. 5 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, 6 quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos.
3. Es buena administradora
No solo de su dinero y de sus actividades, sino de su tiempo. Sabe poner prioridades y calcular para el futuro y por eso no teme al porvenir. Gasta en lo necesario y no es derrochadora, no se deja llevar por sus sentimientos o emociones superficiales sino que medita en las decisiones económicas y circunstanciales para ella y su familia. Como dicen los versículos 11 y 12: «Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habida. Ella es fuente de bien y no de mal.»
No te pierdas el siguiente devocional en donde descubriremos cuatro características más de la verdadera belleza de la mujer.