¿Por qué no puedo ser como ellos?
Todos conocemos a personas, de las cuales creemos que son geniales por su mente rápida, su actitud amable , o su creatividad. Pero con frecuencia, tomamos sus puntos fuertes como una indicación automática de nuestras debilidades.
La búsqueda de aprobación y compararnos con los demás puede conducir a la autocrítica y el diálogo interno negativo. ¿Has escuchado lo que dices a ti mismo? ¿Estos comentarios te suenan familiares?…
«A todo el mundo le gusta ver películas en lugar de leer. Soy tan raro.»
«Ella no me invitó a su fiesta. Soy tan impopular; nadie me quiere.»
No somos muy agradables, ¿verdad? ¿Te imaginas haciendo comentarios como estos a otra persona? ¡Por supuesto que no! El diálogo negativo interno duele, y gran parte de este proviene de compararnos con otras personas o el deseo de obtener su aprobación.
Dios nos creó a cada uno de nosotros de manera diferente, con cualidades positivas y hermosas. Los puntos fuertes de los demás no nos deberían hacer automáticamente débiles. Si alguien es inteligente, no quiere decir que tu eres menos inteligente. Si piensas de manera diferente, no estás mal o eres raro. Si ser normal es ser lo mismo que todos los demás, entonces nadie es normal, porque Dios nos hizo a cada uno de nosotros únicos.
Incluso cuando estamos haciendo lo mejor que podemos, inevitablemente cometemos errores; pero hay maneras de ser críticos con nosotros mismos de modo que celebremos el don de la vida que Dios nos da. Sabiendo que Dios nos ama y nos perdona, podemos aprender a amar y perdonarnos a nosotros mismos, y no pretender que no ha pasado nada, pero aceptarlo y seguir adelante de una manera que nos permiten aprender de la experiencia. Ser amables con nosotros mismos, no es lo mismo que ser indulgente o evitar la responsabilidad. Es una manera de darnos espacio para crecer, sin la presión de la duda y la culpa que viene de la comparación o la búsqueda de aprobación.