Un buen día para ser rico

2019-07-07T04:53:22-05:0027 noviembre, 18|

«Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón de alguien.» (Calcuta)

«Coman no más, queremos darles lo mejor» dijo la Shuar mientras cargaba a su bebé a cuestas y nos servía un delicioso maito, fue uno de los momentos que marcaron mi vida, pues la sociedad ha marcado clases y dentro de ese cuadro cualquiera pensaría que quién viene de una zona urbana es quien debe dar, mientras quien vive en la zona rural es quien recibe.

Tal vez llevamos dentro de nuestras estructuras mentales la necesidad de separar: lo bonito de lo feo, lo rico de lo pobre y lo blanco de lo negro. Entonces ¿cómo rompemos esas ideas sociales? Patch Adams dijo una vez: La muerte no es un enemigo, señores. Si vamos a luchar contra alguna enfermedad hagámoslo contra la peor de todas: La indiferencia.

Esta es la clave para saber dar efectivamente. Hay personas que solo dan por diferentes razones personales: dinero, prestigio, honor, etc. A veces somos dadores por costumbre y no de corazón. Cuando tenemos empatía con el más necesitado entonces damos con razón de causa, tal vez no solo tengas que dar dinero, pues el mendigo de la esquina necesitaba un abrazo y por culpa de una sociedad que aprendió a lanzar monedas sin hablar no lograste verlo, o puede ser que el niño de la calle quiere un pan, pero si le obsequias un juguete le otorgues autoestima y felicidad. Bien lo dijo el sabio Carpintero allá por el año 33: más bien aventurado es dar que recibir.

¿Quién sospecharía que desde el día en que aquel mendigo derramó sus lágrimas de agradecimiento en mi hombro y desde que la sonrisa de aquel niño iluminó el centro histórico me harían inmensamente rico?