29 01, 2018

Si te pierdes en las redes, te pierdes de tu familia

2018-01-29T10:52:39-05:0029 enero, 18|

Las redes sociales son una parte tan fundamental en las vidas de tantas mujeres que se han vuelto como el aire, algo que necesitamos y de las que dependemos y que las usamos sin darnos cuenta, como la respiración. Pero cuando hablamos sobre las redes sociales, vale la pena detenernos para hacer algunas preguntas como: ¿Estoy evaluando mi uso de las redes sociales? Tal como el aire contaminado puede dañar nuestros pulmones, el uso torcido de las redes sociales puede contaminar nuestras vidas. Y tal como un respiro de aire puro y fresco nos puede avivar, el uso sano de las redes puede bendecirnos.

Para los que vivimos lejos de la familia, las redes sociales pueden conectarnos con nuestros seres queridos. Para más y más personas (especialmente madres) las redes sociales generan oportunidades de trabajo. Pueden ser un lugar para encontrar inspiración, para compartir crecimiento espiritual (con apps de la Biblia y estudios bíblicos en línea), para comunicarse con amigas, para buscar recetas, para difundir información importante… Pero no reemplazan a la vida real.

Me acuerdo que hace algunos años atrás, cuando pasaba todo el día en la casa con mis hijos pequeños, al final del día me moría por conversaciones con otros adultos porque sentía que mi cerebro se estaba atrofiando. Empecé a pasar más y más tiempo en línea, escribiendo a mis amigas, viendo fotos, y leyendo artículos, hasta que llegó el punto cuando mi marido me dijo: “Creo que estás pasando demasiado tiempo en línea. Ya no vienes a dormir a la misma hora como antes y te veo menos en las noches. Eso no me gusta.” Al principio me puse a la defensiva, pero gracias a Dios, por personas como nuestros esposos que nos hacen ver cosas que para nosotros parecen estar bien. Porque tengo que admitirlo, mi espososo tenía la razón, por eso es imporatante tener cerca a alguien a quien podamos rendirle cuentas sobre nuestro uso de las redes sociales.

Todos necesitamos mecanismos para evaluar nuestro uso de las redes. Piensa en los sitios que más visitas. ¿Porque estás visitándolos? ¿Como te sientes después de pasar tiempo en este sitio? ¿Animada? ¿Desanimada? ¿Conectada? ¿Desconectada? ¿Sola? ¿Contenta? ¿Descontenta? ¿Satisfecha con tu vida? ¿Celosa de los de más?

¿Cuánto tiempo estás dedicando a las redes sociales? ¿Estás descuidando a tu familia o a otras tareas importantes por estar en línea? Es muy recomendable y necesario poner límites en el uso de las redes para asegurarnos que estamos cumpliendo con nuestras prioridades en la vida. Un límite podría ser: “No voy a abrir una app hasta que haya leído mi Biblia en la mañana” o “Solo voy a surfear las redes sociales por media hora en la noche, después de haber acostado a mis hijos.” Si piensas que una app podría estar afectándote negativamente, intenta un “ayuno” y quita esa app de tu celular por una semana o un mes. Quizás te sorprenderá por lo bien que se siente.

Pongamos a Dios en primer lugar siempre y estemos abiertas a que Él nos guíe en cuanto a la cantidad de tiempo que podemos dedicar a las redes sociales y cómo utilizarlas para el bien de nosotras y de los de más. Vamos a ser mujeres sabias, que continuamente nos evaluamos en el uso de las redes sociales, para que nos sirvan a nosotros y no nosotros a ellas.

por Beth Saavedra

25 04, 2017

La inversión más rentable del mundo

2017-04-25T10:51:26-05:0025 abril, 17|

Uno de los objetivos comunes de todos los buenos inversionistas es el deseo de maximizar el retorno de sus inversiones. Ese es tanto un objetivo estratégico como una manifestación de alta responsabilidad, que redunda en beneficio pasa socios y usuarios. Pero ¿cómo podemos lograr que,en términos de «inversión de vida», utilicemos al máximo las habilidades, dones, experiencias y otros recursos que hemos recibido de Dios?

Si queremos hacer una revisión estratégica y responsable, debemos fijarnos primero en la calidad del mayor fundamento de la vida: Dios.  Pregúntate: «¿Estoy poniendo a Jesucristo en primer lugar en mi vida? ¿Puedo honestamente demostrar que Él es el número uno en mi vida? «

La prueba que demuestra si realmente valoro, amo y obedezco a Dios se mira en la forma en que trato a mi esposa e hijos, familiares, amigos, compañeros, clientes, proveedores y demás.

En segundo lugar, la prueba también se revela al revisar mi estado de cuenta y ver en qué estoy invirtiendo y gastando el dinero que se me ha confiado. ¿Estoy constantemente buscando maneras de invertir el capital de Dios para ayudar a las otras personas? Estoy también ahorrando una cantidad adecuada de dinero para ayudar a pagar los gastos futuros de mi vida cuando llegue el momento en que ya no pueda trabajar? ¿Estoy tomando decisiones prudentes de inversión financiera para dejar una herencia a los hijos de mis hijos, como dice en la Biblia?

En tercer lugar, tengo que ver mi agenda. ¿Cuántas horas paso en el trabajo versus el tiempo que paso con mi familia?  ¿Veo mi carrera como una posesión personal que uso para ganar dinero y gastarlo en mis propios deseos, o como una oportunidad para servir a los demás?

Y, por último: ¿Hago ejercicio para mantener mi cuerpo sano y en forma, y disfrutar de algunas actividades recreativas?

Si no has  considerado cómo estás invirtiendo tu vida,  es tiempo de hacerlo, porque las inversiones responsables dan grandes resultados. Considera que llegará, o no, el día en que Dios nos diga: «Bien hecho, buen y fiel inversionista de la vida que te di. Entra en Mi reino celestial y ¡disfruta del descanso eterno y las recompensas en el lugar que he preparado para ti!“, pero qué penoso sería que nunca escuchemos esto del Señor.

MDC/ag

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