¡EL PAVO ESTA LISTO!
El pavo está listo. Y a la mesa están los tíos, la abuelita y los niños inquietos, quizás este escenario te parece conocido, pues es el panorama que nos vendieron para una “navidad perfecta”. No hay problema en querer imitar este espíritu navideño que alimenta propuestas capitalistas, pues a la larga podemos adoptarla en nuestros hogares para crear un ambiente de unión en el que estén presentes: el perdón, la paz y la solidaridad. Pero se vuelve un escenario vacío y casi melancólico cuando lo miramos desde otra perspectiva.
Hagamos un viaje a través del tiempo a las tierras del Medio Oriente, allí en algún lugar de Israel hace dos mil años, mientras las personas se encontraban afanadas por pasar tiempo con su familia, trabajar, vestir bien, comer bien o simplemnete vivir su vida. El Salvador del mundo estaba naciendo, ellos desconocían esto, pero estaban tan preocupados en otros asuntos que ni si quiera se molestaron en hablar con Dios. Ni sospechaban que a pocos minutos de ahí estaba naciendo Él, aquel creador del universo, en una cama de heno, junto a estiércol de animales y paredes de madera.
¿Te parece familiar este escenario? Si no es así déjame volver a la escena donde el pavo está a punto de salir del horno mientras los niños esperan ansiosos sus regalos, justo en aquella casa donde los invitados se han puesto sus mejores galas, todos expectantes. ¿A qué? A que sean las doce, mientras tanto el anfitrión de aquel lugar luce su mejor traje y muestra la mejor cara de su casa ¿ahora ya puedes ver el parecido? Espero que lo siguiente te desestabilice por un instante. Quizá nosotros estamos tan preocupados por cumplir a carta cabal las instrucciones para una navidad perfecta que ni nos hemos percatado que: a pocos minutos de allí, no precisamente en el centro comercial más próximo si no a lado en las calles, o tal vez en los basureros, casi siempre en los lugares más recónditos, está naciendo el príncipe de paz en el corazón de algún niño, joven o anciano. Pero debido a las compras y los arreglos tal vez, de alguna manera este detalle se nos esté pasando por alto.
A sí que cada vez que escuches la frase: El pavo está listo. De pronto quieras pensarlo dos veces antes de gritar de emoción, quizá en algún lugar cercano a tu casa este naciendo Jesús y tú te estás perdiendo la oportunidad de estar ahí, en primera fila, junto al estiércol y heno.