Empezó la Carrera de Misión Compartida
Ya empezamos Misión compartida. ¡No te puedes perder estos 4 días de fiesta! Es una carrera que corremos juntos. No lo podemos hacer sin ti.
Ya empezamos Misión compartida. ¡No te puedes perder estos 4 días de fiesta! Es una carrera que corremos juntos. No lo podemos hacer sin ti.
Desde muy pequeños, la sociedad, los medios de comunicación, el entorno en el que nos desarrollamos nos enfocan a querer obtener para nuestro ser los mejores valores, principios, sentimientos; y nos envuelven equivocadamente, a querer ser (sentir, pensar, actuar) como los personajes de ficción que vemos en las películas o leemos en los libros, en definitiva, personas irreales. Lo triste es que al querer imitar sus vidas ficticias nos llevamos una enorme decepción porque es imposible sostener sus pasos de fantasía.
Pero si tanto anhelamos caminar dejando huellas positivas en la vida de aquellos que amamos, de aquellos que son difíciles de amar, y por cualquier lugar donde pasemos, debemos regresar a mirar aquel que hizo historia, aquel que con su amor, determinación y pasión nos dejó lecciones que trascienden en valores, principios, fe, esperanza, misericordia, humildad y amor. Este personaje que transitó en este mundo, que palpó el cansancio, el sufrimiento, la alegría, la frustración, el éxito,… este personaje real, y que nos entiende perfectamente, es Jesucristo.
Debemos aprovechar su proposición, invitarlo a morar en nuestro corazón y decidir seguirlo. Su Palabra nos dice: “Ven, sé mi seguidor”. Esta es, en efecto, la invitación que Él nos dirige a cada uno de nosotros. Por ello, hacemos bien en preguntarnos: “¿Qué respuesta le daré?”. La contestación tal vez parezca obvia, pues ¿quién va a negarse a aceptar una oportunidad tan maravillosa? Pero… ¿estamos realmente dispuestos a apartar nuestro corazón engañoso, imperfecto, para dejar que su corazón tome posesión en nuestro ser y dirija el rumbo de nuestros pasos?
Si queremos un presente y un futuro para nosotros y nuestras generaciones donde reine la paz, la bondad, la justicia, la esperanza, el amor…, porque no apostar por un SÍ; por un trasplante de corazón, el suyo por el nuestro. Es una garantía de caminar por la senda correcta, con luchas y batallas pero seguras victorias. “De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo”. Efesios 4:13 (NVI)
Yo decido caminar con el corazón de Jesús por el resto de mis días, aceptar su amor, para dar amor. ¿Y tú?