¿Un cristiano es mejor que los demás?
Con el tiempo me he dado cuenta que la historia de la carreta vacía aplica en la cristiandad. Quienes más presumen de una gran relación con Dios, frecuentemente tienen motivos incorrectos. Creen estar sobre los demás porque piensan que son más cristianos o mejores creyentes.
Viví años con la frustración de no ser un «buen cristiano», pensando que no oraba lo suficiente, no ayudaba lo suficiente, pensando que no era un buen cristiano, que las cosas no sucedían porque no estaba tan «consagrado» o no era tan «santo». Me tomó años entender que Dios me ama porque él quiso amarme, no por lo que yo pueda hacer. También me demoré años en comprender que no hay nada que yo pueda hacer que haga que Dios me ame más y no hay error que haría que Dios me ame menos.
Veamos qué dice la Biblia en Lucas 18:
Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Hay varios errores en las declaraciones del fariseo:
- Creerse mejor que otros «te doy gracias porque no soy como los otros hombres…».
- Minimizar a la persona más cercana a él «ni aún como este publicano».
- Presumir lo que Jesús había dicho que se hiciera en secreto: el ayuno y el diezmo.
Son tres errores que cometemos frecuentemente.
No ganas nada presumiendo tus coronitas espirituales. Por eso en la visión de Apocalipsis, Juan menciona que los ancianos, los líderes, los más importantes, lanzaban sus coronas delante de Dios. No necesitas presumir tus medallas, ni tu pedigrí cristiano. Tengo un par de preguntas que te ayudarán a identificar si estás calificando la espiritualidad de otros.
- ¿Llevas en el pecho las medallas de tus tiempos de oración, tus logros ministeriales?
- ¿Piensas que lo que has alcanzado es por gracia de Dios o por tus méritos?