La Empatía de un Maestro
Nuestros amados hijos se están integrando en este tiempo a sus aulas de clase y oramos a Dios para que encuentren aquellos maestros empáticos que mejoran la motivación y las habilidades académicas de los niños, como la lectura, la escritura y las habilidades matemáticas. Esto es determinante ya que un ambiente positivo creado por el profesor aumenta la motivación de los niños para el aprendizaje, de acuerdo con el estudio “Primeros pasos” actualmente en curso en la Universidad de Finlandia Oriental.
La importancia de la empatía y una actitud cálida en el aula sigue siendo un fenómeno poco estudiado en ciencias de la educación. Sin embargo, varias investigaciones han demostrado que la interacción entre el maestro y el alumno es más importante para los resultados que los factores estructurales, como los materiales educativos y el tamaño de las clases.
Además, estudios anteriores han encontrado que la interacción profesor-alumno es un factor determinante durante los primeros años de escuela, pero hay indicios de que esta interacción también es clave después, cuando los retos académicos son mayores.
Los primeros años de la escuela elemental, es decir, de los 7 a los 10 años, son un período crítico durante el cual el niño tiene que tener una relación segura con su maestro.
Una actitud empática del maestro no sólo protege la imagen de los niños de sí mismos como estudiantes, sino también contra el bullying por parte de sus compañeros de clase.
Pese a las diversas opiniones que se pudieran aportar sobre los métodos instructivos, lo cierto es que Jesús fue por excelencia el gran Maestro, que ningún maestro a lo largo de la Historia ha logrado superar: en su forma de enseñanza, en sus dotes didácticas, en su trato con los demás, en sus ejemplos claros y prácticos.
Su doctrina fácil y comprensible poseía un alcance universal, y a la vez cautivaba el corazón de todo aquel que se prestaba a escucharle con atención. Sin duda, el modelo de Jesús en esta materia es digno de imitar.
Sabemos que la autoridad del Maestro no fue determinada por la imposición de sus doctrinas, sino por el dulce impacto de sus palabras, que llenas de amor y compasión, atrajeron el interés de sus contemporáneos y cambian muchas vidas aun hoy.