Reparando nuestras vidas rotas
El mundo está quebrado. Las noticias en radio, televisión, medios impresos y redes sociales nos lo recuerdan constantemente:
- Tiroteos en escuelas
- Terrorismo
- Genocidio que ha matado cerca de un millón de personas
- Terremotos, bombardeos, corrupción institucionalizada en muchos países
Todas estas son evidencias de un mundo caído. Las cosas no son como deberían. Pero la realidad es que no solamente esto sucede “allá lejos”. La maldad, pecado, corrupción, está cerca de nosotros. En nuestras escuelas, hogares, mentes. Mientras usted lee esto, podrá pensar en algo que tampoco está bien.
- Problemas con sus padres
- Situaciones difíciles con sus jefes, compañeros de trabajo
- Adicciones, enfermedades, pérdidas…
La raíz de la maldad es nuestro rechazo a Dios. No solamente el mundo está caído y quebrantado, sino también nuestra relación con Dios. Estamos separados de Él. Y aún si piensa que todo está bien en su vida, pueden existir cosas en lo profundo de su ser que están mal y usted lo sabe.
Pero hay buenas noticias… Jesús hizo algo para llevarnos de regreso al Padre.
Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios”. 1 Pedro 3:18 (NVI).
¿Qué ha hecho Jesús para restaurar nuestras vidas rotas?
Jesús murió en la cruz. Él no merecía ese castigo. El «justo por los injustos» significa que Jesús, el inocente muere en el lugar de los culpables. Entonces su muerte por el pecado es una muerte para tomar la pena por nuestro pecado.
Imagine que está jugando un partido de fútbol y está exhausto. Ya no puede correr, patear ni mantenerse con el ritmo del juego. Lo mejor que puede hacer su entrenador es sacarlo y poner a uno de los suplentes en su lugar. Piernas frescas, capaces de patear y energía para el resto del juego. El sustituto toma su lugar y hace lo que usted no pudo hacer. Juega en su lugar.
Jesús toma su lugar y juega en su nombre. Él vivió la vida que usted y yo no pudimos vivir y pagó la pena que merecíamos.
Jesús vino a arreglar nuestro quebranto, a darnos una vida nueva.