Dos jóvenes valientes (Galería de la Fe)
Momento para visitar la Galería de la Fe. Estamos al frente de un impresionante óleo pintado sobre lienzo de 218 cm por 246cm, en este aparece a la izquierda la figura de un asombrado Moisés ante lo que parece un racimo gigante de uvas frescas y otros frutos, que depositan en el suelo dos exhaustos jóvenes: Josué y Caleb.
Durante el viaje a la tierra prometida, Moisés envía doce hombres para explorarlo. Un hombre de cada tribu, incluido Josué. Después de 40 días regresan e informan a Moisés. Muestran un gran racimo de uvas, granadas e higos. «seguramente fluye con leche y miel», dicen.
Aunque toda su generación cayó en el desierto, Caleb se mantuvo en pie porque había recibido la promesa de entrar en Canaán y tomar posesión de su herencia. Tras largos cuarenta y cinco años, —y cuando ya parecía que lo había olvidado– se presenta ante Josué para recordar la promesa de Dios y exigir su cumplimiento.
“Tú sabes lo que Dios dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-Barnea, tocante a ti y a mí… Yo cumplí siguiendo a mi Dios… él me ha hecho vivir estos cuarenta y cinco años… Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió… Dame, pues, ahora este monte…” fue la palpitante declaración de este joven apasionado.
La escena ocurre en Gilgal, en plena Tierra Prometida. Allí se entrevistan dos gigantes espirituales de la Antigüedad: Caleb y Josué. La cita ha despertado gran expectación. Es fácil imaginarse el silencio y la admiración de todos los testigos, tanto de los que rodean a Josué como de los que acompañan a Caleb, los hijos de Judá.
Dos jóvenes valientes y esforzados, tuvieron siempre en alto la promesa que hizo Dios a su pueblo y mientras los demás proferían constantes quejas, ellos tomaron la tierra prometida. Josué y Caleb hoy en la Galería de la Fe.