¿Qué vas a hacer mañana?
En términos generales, es probable que todos tengamos una idea bastante clara de cómo será el día de mañana. La experiencia nos dice que podemos esperar que el día de mañana sea más o menos lo que esperamos que sea. Por supuesto, siempre hay excepciones. Cada día tiene su propio conjunto de variables, pero en el panorama general, éstas también tienden a estar dentro del ámbito de lo esperado. Rara vez lo inesperado es REALMENTE inesperado.
Esta (aparente) predictibilidad nos adormece con una falsa sensación de seguridad hasta que sucede algo que trastorna la rutina. La historia está llena de estos eventos. A pesar de la regularidad de las interrupciones, siempre parecemos sorprendidos. Pandemias, colapsos económicos, guerras, desastres naturales: todas estas cosas ocurren con una regularidad impredecible. No sabemos cuándo, pero sabemos que sucederán.
Entonces, nos encontramos en un dilema. Por un lado, la vida está (afortunadamente) marcada por la rutina. Por el otro, siempre acecha lo desconocido y lo inesperado que pueden presentarse en cualquier momento alterando el tejido y los cimientos de nuestras vidas. ¿Pero entonces cómo enfrentamos esta tensión?
Hay 3 verdades que brindan contexto y perspectiva para vivir sin temor.
Verdad # 1 – Dios es misericordioso. Él estableció nuestra realidad en ciclos predecibles porque Él mismo es fiel. Ya sean los megaciclos de los planetas, las estrellas, el sol y la luna, o la regularidad de las estaciones del año, el orden creado por Dios se basa en patrones y ciclos. Esta es una expresión de Su gracia. Esto no significa que los patrones sean inquebrantables. Significa que podemos tener confianza en esos ciclos naturales de la vida porque tienen su origen en la propia fidelidad de Dios.
Verdad # 2 – Siempre hay un propósito. La vida no es una secuencia de actos aleatorios conectados. Mucho antes de que existiera algo de la creación, Dios determinó la naturaleza y los propósitos de cada evento en la realidad que Él crearía. Es por eso que tenemos las historias de «fracaso» de – Abraham, José, Ester, Daniel, Saulo / Pablo, Pedro – hombres y mujeres cuyas vidas siguieron caminos bastante oscuros hasta que Dios demostró Sus propósitos mayores y vemos el impacto redentor en sus vidas.
Verdad # 3 – Algunas cosas nunca cambian. Si bien la predictibilidad se interrumpe con frecuencia, el fundamento de la fidelidad de Dios y Sus propósitos no cambian. Siempre sucederán eventos inesperados, no deseados y desconocidos, pero solo para nosotros. ¡¡Nada toma a Dios por sorpresa!!
Llenemos nuestras mentes con la verdad de Dios. Algunos recordatorios:
“… pensaron hacerme mal, pero Dios cambió ese mal en bien…”. (José hablando a sus hermanos después de salvarlos de la hambruna – Génesis 50:20)
“…de acuerdo con el propósito de Dios mismo, que todo lo hace según la determinación de su voluntad. (Efesios 1:11)
Y muchas otras verdades de la Palabra de Dios.
Entonces, ¿cómo sobrevivimos lo desconocido? La transformación de nuestra mente (Rom. 12: 1-2) se lleva a cabo por el Espíritu de Dios usando la Palabra de Dios para cambiar nuestros pensamientos y perspectiva a medida que aprendemos a caminar con Dios y confiar en Él.
Es útil escribir éstas y otras verdades de la Palabra de Dios en tarjetas de 3×5 y consultarlas un millón de veces al día. A medida que estos pensamientos transforman y llenan nuestras mentes, también cambiará nuestra comprensión de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, de quién es nuestra fuente de seguridad y el enfoque de nuestra esperanza para el futuro.
Esto es algo que deberíamos hacer hoy. No espere hasta mañana. ¡Quién sabe lo que traerá el mañana!