En esta época muchas veces nos acercamos a Dios pensando en lo que necesitamos: soluciones, provisión, estabilidad o alivio. Y aunque Dios es fiel para suplir, Su provisión más grande fue mucho más profunda. En Génesis 22, Dios se reveló como Jehová Jireh, el Dios que ve antes y provee. Siglos después, en Belén, el Padre proveyó al mundo lo que más necesitaba: un Salvador.
En este décimo día de Adviento recordamos que nuestra mayor necesidad no era material, sino espiritual. Y esa necesidad fue suplida en Jesús. La cuna de Belén cobra sentido a la luz de la cruz.
Te invitamos a visitar nuestra página web, donde encontrarás el devocional completo y una actividad familiar para reflexionar juntos y agradecer la provisión de Dios en casa.
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Haz una pausa, reúne a tu familia y descansa en esta verdad: Dios ya proveyó lo más importante.