Enseñar a pensar y a reflexionar a nuestros hijos es una tarea pendiente de nosotros los padres. El apóstol Pablo le aconsejó a su discípulo Timoteo que se dedique a pensar, a reflexionar en la verdad, en lo justo, en lo honesto, en la bondad. Grandes temas para hacer filosofía de vida, pero, sobre todo para que afiancemos nuestra conexión con la fuente de esa filosofía: Jesucristo.