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31 03, 2017

Cuando los sueños se derrumban

2019-09-09T00:13:53-05:0031 marzo, 17|

Aprendamos a vivir a la luz de la eternidad

 Todo estaba listo.  El vestido blanco, el pastel con flores, las invitaciones, la iglesia apartada para el 18 de noviembre.  ¡Faltaban tres semanas para la boda!  Tres semanas para cumplir mi mayor sueño… Él era mi compañero en el Seminario, futuro pastor, inteligente, piadoso, con todas las cualidades de mi lista.  No podía estar más feliz, contaba los días para empezar mi vida y ministerio con él, pero, de repente, todo se derrumbó cuando él rompió el compromiso.  De un momento para otro, todos mis sueños se deshicieron como un castillo de naipes.  En el piso, con el corazón hecho pedazos, levanté los ojos al cielo y exclamé: “¡Dios, ¿no se supone que tú debías darme el anhelo de mi corazón?  ¡Yo oré por esto y sentí tu aprobación!  ¡Me abriste todas las puertas!  ¿Por qué me quitas ahora mi sueño?  Si así eres Tú, yo no quiero servir a un Dios así”.

Francis Thompson dice que Dios es el “Sabueso del Cielo”, que sale en nuestra búsqueda cuando estamos perdidos y no descansa hasta que nos encuentra y nos trae de regreso.  Estoy agradecida porque el Sabueso del Cielo no me dejó quedarme en mi rebeldía por mucho tiempo.  Él me trajo de vuelta.  “Señor, me han dicho que no pregunte por qué, sino para qué.  Entonces, ¿para qué, Señor?”  En mi corazón sentía el suave murmullo del Espíritu Santo que me decía: “Hijita, no preguntes.  Solo confía”.  Y decidí confiar.

Sabía que Dios tenía algo mejor para mí, pero no me imaginaba cuáles eran Sus planes.  Efesios 3:20 dice que Él es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos y, en mi mente, eso significaba que pronto vendría un varón más guapo que José, más fuerte que Sansón, más inteligente que Pablo y dispuesto a compartir el ministerio conmigo como Pedro.  ¡Ese era mi sueño!  Pero no llegaba, no llegaba y no llegó.  De hecho, cometí errores terribles (que Dios usó para Su gloria) por creer que tal o cual susodicho sería el príncipe elegido.

Empecé a luchar con Dios nuevamente.  “Padre, supongo que, si no me quitas este deseo, es porque me vas a permitir cumplir mi sueño.  Tú no me dejarías tener este anhelo si Tu voluntad no es darme un esposo, ¿no es así?”  Dios contestó mi pregunta cuando me encontré con unas palabras de Elisabeth Elliot que rompieron mi corazón (pero de una buena manera).  Ella decía que lo más probable era que Dios no quitaría el anhelo de casarse, y puso como referencia Deuteronomio 8:2-3: “Y te acordarás de todo el camino por donde el Señor tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no Sus mandamientos.  Él te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que tú no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor”.  Luego mencionaba cómo, al perder a dos esposos, descubrió que Dios quería que ella le glorificara como mujer soltera.

[1]

Dios me hizo entender que, sí, Él tenía lo mejor para mí, pero lo mejor era ÉL MISMO.  Pablo dice en Filipenses 38-9a: “Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, y ser hallado en Él…”  Los seres humanos tenemos una visión muy limitada y un corazón que se inclina hacia el hedonismo.  El hedonismo es una teoría que establece el placer como fin y fundamento de la vida, pero ahí nos quedamos, en esta vida.  Sin embargo, el escritor y consejero Paul David Tripp dice que, si deseamos caminar en la dirección correcta, debemos saber cuál es nuestro destino final.  Los detalles de la vida tienen sentido cuando los vemos a la luz de la eternidad, y la eternidad nos enseña lo que es realmente importante en la vida.[2]  ¡Esta vida no es nuestro destino final!  Ahora está de moda decirnos entre cristianos que “lo mejor está por venir”.  Y eso es cierto, si pensamos en la esperanza de vida eterna que tenemos en Cristo.  Como dice John MacArthur, esta es nuestra mejor vida, solo si vamos al infierno.[3]

Entonces, ¿Dios es una deidad malvada que nunca me dará lo que mi corazón anhela?  Como diría el apóstol Pablo, ¡de ninguna manera!  Mencioné arriba el hedonismo y, para ello, el predicador John Piper propone un “hedonismo cristiano” y dice que Dios es más glorificado en nosotros mientras más satisfechos estamos en Él.  Sí, él nos propone que encontremos placer en Dios.  ¿Acaso no es lo que dice el Salmo 34:8?  “Prueben y vean que el Señor es bueno.  ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia!”  Este es mi versículo favorito y, de hecho, el término “prueben” se refiere al sentido del gusto, del paladar.  El Salmo 37:4 dice: “Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón”.  El enfoque del versículo no está en las peticiones de nuestro corazón, sino en deleitarnos en Él.  Mientras nos deleitamos en el Señor, Él va cambiando nuestros sueños y anhelos para alinearlos con Su voluntad para nuestras vidas, ¡y Él se glorifica al hacer realidad nuestros sueños, los sueños que Él pone en nuestro corazón!

Todas las referencias bíblicas son tomadas de la Biblia de las Américas.

Nombre: María del Carmen Atiaga

Correo: [email protected]

 [1] Elisabeth Elliot en Vida en Familia Hoy, programa “En busca del amor”.

[2] Paul David Tripp y Timothy S. Lane, How People Change (New Growth Press, Greensboro, 2008): 37-38.

[3] John MacArthur, “Your Best Life: Now or Later?”, Grace To You Resources.

MDC/ag

24 05, 2016

Anhelos del corazón

2019-07-07T04:56:34-05:0024 mayo, 16|

Ayer conversaba con mi hermano acerca de que necesitamos este año comprar el terreno para construir cada uno una casa propia, y las limitaciones que teníamos, que debíamos hacer, y nos apasionamos mucho con el tema y es algo que he tenido en mi corazón por años, una casa propia, con patio, un gran patio, donde colocar columpios y tener perros, con mis hermanos como vecinos, y envejecer en esa casa, ver a mis hijos crecer junto con sus primos, pero ¿eso es lo más importante?, eso es lo que ocupa la mayor parte de mi oración, y es un buen sueño, pero ¿eso es lo más importante?

Hermanos,  ciertamente el anhelo de mi corazón,  y mi oración a Dios es por la salvación de Israel. (Rom 10:1)

¿Cuál es el anhelo de mi corazón?

A veces uno se alinea con el sueño de Dios, con lo que apasiona a Dios, con Su Necesidad, lo que angustia el Corazón de Dios, y a veces uno camina por los sueños que el mundo pone ante nosotros, a veces, también, uno camina sin sueños, por inercia, porque recuerda los sueños que tuvo, pero ya no los tiene más, solo sigue caminando…

He leído muchos testimonios y he escuchado de gente apasionada por la salvación un pueblo específico, de una ciudad específica, al punto que clamaron, que lo entregaron todo, que dedicaron sus años, que cada día lloraron y gimieron delante de Dios hasta que Dios les concedió lo que pidieron y se supone que todo cristiano debería sentir lo mismo, pero la verdad es que vivimos más preocupados de nuestras metas y necesidades que de la salvación de otros.

Deléitate así mismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón. (Sal 37:4)

Esta es una promesa real, pero ¿Cuáles son las peticiones de mi corazón?, no solo porque se supone que es lo que debo anhelar, no solo porque es lo que todo cristiano debe hacer, sino porque en mi corazón hay ese anhelo, la salvación del alma de los que me rodean.

La única manera de anhelar la salvación de otros es si Dios pone ese anhelo en nuestro corazón, y para que eso suceda debemos pedirlo, y no sucederá de manera automática, es un proceso que puede tomar poco o mucho tiempo, Dios tratará con cada uno de nosotros mostrándonos y convenciéndonos de:

  1. La situación actual de cada alma
  2. El destino doloroso, eterno y terrible al que ellos se dirigen
  3. Que nosotros somos la única esperanza de conocer la salvación

¿Cuál es mi oración?

Ese es el reflejo de los anhelos del corazón, allí veo cuales son las cosas que ocupan mi corazón, pero no solo las palabras sino también la pasión, la actitud, no es lo mismo decir las palabras que decirlas con el corazón quebrado y adolorido, y al mirar mi propia oración en lo secreto, veo cuánta falta de amor y pasión hay en mí.

Que si en mi corazón no hay pasión nuestra oración sea: ¡pon en mí esa pasión por salvación!

6 08, 2015

En tu vida… ¿Qué es lo que más deseas?

2019-07-07T04:53:57-05:006 agosto, 15|

El anuncio muestra a un hombre joven haciendo actos de bondad en varias ocasiones a las mismas personas, animales y plantas. El principio del anuncion muestra al jóven sin recibir nada a cambio por todo lo que él hacía. Las personas que lo observaban decían, este hombre es un tonto. Pero llegando hacia el final se ve a la chica sin hogar que él había ayudado con dinero obteniendo  educación, el perro que alimentaba lo acompaña a su hogar y la planta florece. En este punto los espectadores inicialmente escépticos miran con incredulidad los resultados.

La moraleja de la historia es … Él no obtiene nada. Él No será más rico. No aparecerá en la TV. No será más famoso, seguirá anónimo. Lo que sí recibe son emociones. Él es testigos de felicidad. Alcanza una comprensión más profunda por ello. Sisnte amor. Recibe lo que el dinero no puedo comprar. Pudo construir un mundo más hermoso. Y en tu vida… ¿Qué es lo que más deseas?

Si hay una cosa que he aprendido en la vida, es que no hay nada como un acto desinteresado de llevar alegría no sólo a las personas que ayudas, sino también a sí mismo. Sin mencionar… Estoy muy agradecido por el mayor acto de bondad de todos los tiempos … Cristo muriendo por mí para que yo pueda ser llamado hijo de Dios. Y al igual que las personas que vieron al hombre y no podía entender por qué seguía haciendo los actos de bondad, es difícil para mí entender por qué Jesús haría eso por mí. Todo esto para decir, la bondad es un regalo increíble… y porder preguntarte, en tu vida… ¿Qué es lo que más deseas?

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