Ayer conversaba con mi hermano acerca de que necesitamos este año comprar el terreno para construir cada uno una casa propia, y las limitaciones que teníamos, que debíamos hacer, y nos apasionamos mucho con el tema y es algo que he tenido en mi corazón por años, una casa propia, con patio, un gran patio, donde colocar columpios y tener perros, con mis hermanos como vecinos, y envejecer en esa casa, ver a mis hijos crecer junto con sus primos, pero ¿eso es lo más importante?, eso es lo que ocupa la mayor parte de mi oración, y es un buen sueño, pero ¿eso es lo más importante?
Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios es por la salvación de Israel. (Rom 10:1)
¿Cuál es el anhelo de mi corazón?
A veces uno se alinea con el sueño de Dios, con lo que apasiona a Dios, con Su Necesidad, lo que angustia el Corazón de Dios, y a veces uno camina por los sueños que el mundo pone ante nosotros, a veces, también, uno camina sin sueños, por inercia, porque recuerda los sueños que tuvo, pero ya no los tiene más, solo sigue caminando…
He leído muchos testimonios y he escuchado de gente apasionada por la salvación un pueblo específico, de una ciudad específica, al punto que clamaron, que lo entregaron todo, que dedicaron sus años, que cada día lloraron y gimieron delante de Dios hasta que Dios les concedió lo que pidieron y se supone que todo cristiano debería sentir lo mismo, pero la verdad es que vivimos más preocupados de nuestras metas y necesidades que de la salvación de otros.
Deléitate así mismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón. (Sal 37:4)
Esta es una promesa real, pero ¿Cuáles son las peticiones de mi corazón?, no solo porque se supone que es lo que debo anhelar, no solo porque es lo que todo cristiano debe hacer, sino porque en mi corazón hay ese anhelo, la salvación del alma de los que me rodean.
La única manera de anhelar la salvación de otros es si Dios pone ese anhelo en nuestro corazón, y para que eso suceda debemos pedirlo, y no sucederá de manera automática, es un proceso que puede tomar poco o mucho tiempo, Dios tratará con cada uno de nosotros mostrándonos y convenciéndonos de:
- La situación actual de cada alma
- El destino doloroso, eterno y terrible al que ellos se dirigen
- Que nosotros somos la única esperanza de conocer la salvación
¿Cuál es mi oración?
Ese es el reflejo de los anhelos del corazón, allí veo cuales son las cosas que ocupan mi corazón, pero no solo las palabras sino también la pasión, la actitud, no es lo mismo decir las palabras que decirlas con el corazón quebrado y adolorido, y al mirar mi propia oración en lo secreto, veo cuánta falta de amor y pasión hay en mí.
Que si en mi corazón no hay pasión nuestra oración sea: ¡pon en mí esa pasión por salvación!