Familia Conectada
En los hogares donde las relaciones son buenas, Internet y el celular refuerzan los vínculos; escucha esta narración del Tejedor de Historias
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Mauricio Patiño Bustos2018-05-15T10:07:35-05:0015 mayo, 18|
En los hogares donde las relaciones son buenas, Internet y el celular refuerzan los vínculos; escucha esta narración del Tejedor de Historias
Verónica Saavedra2019-09-09T00:15:17-05:007 mayo, 18|
Nosotras las mamás podemos figurar como súper-heroínas en cuanto a cuidar la salud de nuestros hijos: alimentándoles con comidas sanas, abrigándolos con ropa adecuada al clima, asegurándonos que duermen lo suficiente, animándolos a hacer ejercicio regular. Pero a pesar de nuestros mejores esfuerzos a todos nos llega el momento cuando un hijo se enferma. ¿Cómo podemos navegar bien estas circunstancias desagradables e inesperadas?
Primero, ten en mente que la enfermedad de un hijo puede trastornar la dinámica de la familia, especialmente en casos crónicos. Ver a un miembro de la familia sufrir es perturbador y provoca reacciones emocionales más fuertes de lo normal. Tomando esta realidad en cuenta, puedes estar lista para extender más gracia a tu familia y a ti misma cuando los ánimos se encienden. Una verdad de consuelo que la familia puede memorizar juntos viene de 2 de Corintios 12:9 “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.”
También es muy buena idea considerar tu horario para ver qué actividades tú (y tu esposo) puedes suspender por un tiempo para atender a tu hijo enfermo. Visitas a los médicos, viajes a la farmacia, preparación de una dieta especial, y los importantes mimos y caricias adicionales toman tiempo. La vida no puede seguir sin cambios y necesitarás más tiempo de margen para poder lidiar con la enfermedad.
Reconociendo el estrés que una enfermedad añade a la vida, pide ayuda. No somos creados para sobrevivir solos sino para vivir en comunidad. Si necesitas descansar, pide que un familiar cuide a tus hijos mientras tomas una siesta. Pregunta una amiga si te puede ayudar pasando a la farmacia para recoger medicinas. Contacta a tu iglesia para pedir oración.
Finalmente, aparta tiempo para nutrir las otras relaciones en la familia. Nuestro pequeño enfermo requiere de mucha atención que puede dejar que los otros miembros de la familia se sienten olvidados. Tomar diez minutos para leer un cuento con tu otro hijo (sano) puede afirmar que todavía es muy importante para ti. Habla francamente con el resto de la familia de tus sentimientos de tristeza al ver tu hijo enfermo y de tu frustración al no poder cambiar inmediatamente a la situación. Esto dará permiso a los demás para poder compartir sus sentimientos también y poder recibir consuelo y atención.
Enfrentar la enfermedad de un hijo no es fácil. Requiere más energía, más tiempo, más ayuda y, sobre todo, más amor y comprensión dentro de la familia. Cuando toda la familia está comunicándose bien, haciendo los ajustes necesarios, y confiando en la gracia de Dios, la enfermedad no nos tiene que derrotar.
Berth Saavedra
Iglesia La Viña
hcjbadmin2019-07-07T04:53:26-05:004 mayo, 18|
Al escuchar los problemas de una persona querida tendemos a encontrar la manera para solucionarlos o buscar el origen del conflicto para encontrar una salida. Pero muchas veces esa persona sólo quiere ser escuchada o recibir un abrazo.
Esto no nos pasa sólo a nosotros, es un mal desde el inicio de la humanidad. Por ejemplo, cuando Job pasó por la prueba de perderlo todo, sus amigos le visitaron y le dijeron que se arrepienta de su pecado para que pueda reponerse. Sin embargo, Dios había dicho que Job era un hombre íntegro. No había pecado.
Hace poco me encontré con Nehemías en el Antiguo Testamento. Él fue un hombre que trabajaba para el Rey Artajerjes y vivía lejos del pueblo de Israel. Un día se enteró que sus coterráneos cayeron “en gran calamidad” y eran humillados (Nehemías 1:3). Su reacción fue llorar. Sí ¡llorar! (Nehemías 1:4). Al parecer esta reacción es de débiles, pero este hombre entendía que para ayudar al prójimo, primero debemos sentir su dolor, si no lo sientes no podrás ayudarlo.
Lo siguiente que hizo fue duelo por algunos días, ayunar y orar a Dios. Nehemías tenía una relación tan estrecha con el Señor que sabía que le daría una respuesta y así fue, le dijo que reconstruya los muros de Israel y le dió una serie de pautas para hacerlo.
Este hombre de la Biblia nos enseña que Dios es la respuesta, que Él está a nuestro auxilio y que utiliza a personas de nuestro alrededor para ayudarnos. También que no podemos mover ni un dedo si no nos duele el dolor ajeno. Cuando esto en verdad nos toca, lo hacemos con el corazón y dejamos todas las cargas en las manos del Señor. Empezamos a abrazar más y a llorar juntos para dejar de juzgar y criticar cuando no conocemos la condición del prójimo.
ESCRITO POR: Linda Espín
Mauricio Patiño Bustos2019-09-09T00:12:41-05:0017 abril, 18|
El pastor John Harper viajaba a bordo del Titanic rumbo a EEUU, cuando el famoso transatlántico naufragó la noche del 15 de abril de 1912, sin embargo en sus últimos momentos de vida tuvo una experiencia eterna, acompaña al Tejedor de Historias en esta narración
hcjbadmin2019-07-07T04:53:34-05:007 junio, 17|
Haz escuchado alguna vez algo como «el director de alabanza cayó en pecado», «la chica de los jóvenes está embarazada» o «el pastor pecó de tal manera». Esto es algo muy común dentro de nuestras iglesias, y lamentablemente siempre va a pasar. El problema es que cuando esto ocurre, nuestra actitud no siempre es la indicada, cometemos muchos errores y tendemos a, en vez de ayudar, empeorar las cosas.
Hoy queremos compartirte algunos principios que podemos aplicar cuando una situación así ocurra.
Lo primero que tendemos a hacer es a calificar su comportamiento, a tomar partidos y a calificarlos como si por alguna razón tenemos el derecho, pero no. Recuerda que quien acusa es el diablo no Dios. Pídele a Dios que te enseñe cuál es la manera de conversar y cuáles son las palabras adecuadas para redargüir.
Si tienes dudas o comentarios que aclarar, es mejor que puedas acercarte a la persona implicada. No permitas que tu necesidad de información te haga hablar de más y crees un chisme. Esto puede lastimar mucho más de lo que ya está.
La Biblia nos dice claramente en 1 Corintios 10:12 «el que cree estar firme, mire que no caiga». Por un momento pensemos que pasaría si somos nosotros lo que fuimos descubiertos, cómo quisiéramos que se nos trate.
Esto suele ser una de las primeras cosas que hacemos; cambiamos a la persona que conocimos, que nos ayudó, que estuvo a nuestro lado por la ahora «pecadora» y lamentablemente le damos esa nueva identidad.
No pienses que porque se equivocó ahora es una mancha en la iglesia pura y blanca. Dios nos ama aunque estemos sucios, quiénes somos nosotros para tacharlo y excluirlo. Que cuando la persona esté en el suelo pueda recibir una mano que le ayude a levantarse, no un pie que le hunda en el lodo.
Dentro de todo esto, debemos recordar que una de las características de Dios es la gracia. Con esto no digo que podemos pecar cada vez que queramos, sino que Dios está dispuesto a convertir nuestros errores en un testimonio de restauración y que su poder es más grande que nuestros errores. Si él nos mira así, por qué pretendemos ser jueces de las personas.
Busquemos sabiduría para evitar y manejar esto. Fomentemos el amor por convicción, no por temor, cuando tú amas a alguien buscas siempre su bien, que nuestra relación con Dios sea así, siempre.
ESCRITO POR: Jaela Espinel
hcjbadmin2019-07-07T04:53:40-05:0020 octubre, 16|
La mayoría de la gente dice que dirían algo si ven que otra persona está siendo intimidad.
Hazte esta pregunta, si verías algún tipo de abuso que se está cometiendo con otra persona, ¿realmente harías algo?
En primer lugar se necesita mucho valor. ¿Quién sabe si con el afán de ser una persona más grande y fuerte, decides defender a alguien y terminas en el suelo? La gente no espera que alguien salga en su defensa, arruinaría cualquier reputación.
Si esa es tu manera de pensar, detente ahora.
Pensar de esta manera, basado solo en ti mismo, en lo que te podría suceder si actúas, es la razón por la que muchas personas caen en situaciones peligrosas y nocivas, en ellas pueden herir a otras personas e incluso a ellos mismos.
Defender lo que es correcto no es sólo audaz y valiente es también lo que estamos llamados a hacer. Somos portectores los unos de los otros. Eso es lo que somos.
Con frecuencia creemos que tomaremos una buena decisión en una situación determinada pero acabamos haciendo lo contrario…
A pesar de que tenemos las mejores intenciones y queremos ayudar. ¿Por qué nos detenemos todo el tiempo? ¿será que las acciones realmente reflejan lo que hay en el corazón?
Recuerda que: «Permanecer callado es ser cómplice.»
Tu puedes cambiar la situación, toma acción y no inventes excusas. Tenemos la capacidad de empoderarnos los unos a los otros. Así es como la violencia y el daño psicológico empieza a terminar, cuando nos paramos y nos apoyamos. Eso hace una diferencia radical cuando le hacemos saber al débel que no está solo.
ESCRITO POR: Kristin Miller
Oscar Quezada2019-09-02T12:44:26-05:0022 abril, 16|
Ser solidarios: si no tienes dinero o provisiones puedes ayudar con tus manos, hay lugares en diferentes partes de Ecuador donde puedes ayudar a armar cartones, a empacar productos y llevalos a los carros, etc.
La otra forma es ayudar con provisiones ¿Qué se necesita? útiles de aseo como: pasta dental, jabón, detergente, cepillo de dientes, cremas, pañales (todo tamaño), toallas higiénicas, paños húmedos. También necesitan medicina, ropa, baterías, velas, lámparas, enlatados, agua embotellada, colchones, sillas de ruedas, muletas, carpas, frazadas o cobijas, alimentos para perros y gatos.
Orar: pedir a Dios que sane nuestra tierra y nuestros corazones, clamar a Dios por fortaleza para las víctimas y sus familias.
Abrazar: la gente, tanto de las zonas del terremoto como de sus alrededores necesitan un abrazo, es otra forma de subir el ánimo de la gente y ayudar a mejorar el ambiente en el que te desenvuelves.
Preparase: si quieres estar en la zona como voluntario prepárate espiritualmente, emocionalmente y físicamente pues no debes ir a estorbar, sino a ser de ayuda, recuerda que la gente de la zona afectada en estos momentos necesita apoyo, se parte de la solución y no del problema. Muchos voluntarios han regresado y están recibiendo ayuda psicológica.
Preocúparse: ya están habilitadas las líneas telefónicas, si tienes familiares escríbeles mensajes alentadores, llámalos y diles que estas orando por ellas, y que pronto llegara la ayuda si es que aún no la han recibido.
Levanto la vista hacia las montañas, ¿viene de allí mi ayuda? ¡Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la tierra! Él no permitirá que tropieces; el que te cuida no se dormirá. En efecto, el que cuida a Israel nunca duerme ni se adormece. ¡El Señor mismo te cuida! El Señor está a tu lado como tu sombra protectora. El sol no te hará daño durante el día, ni la luna durante la noche. El Señor te libra de todo mal y cuida tu vida. El Señor te protege al entrar y al salir, ahora y para siempre.
(Salmo 121) (NTV)
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