Las palabras que albergan tu corazón

2021-06-26T21:53:01-05:0026 junio, 21|

Salmos 45: 1-17

Una maniobra repentina y brusca al conducir; otro vehículo va muy cerca del primero que realiza dicha maniobra. Éste último se detiene abruptamente y de sus labios escapan improperios dirigidos hacia el conductor del primer vehículo, insultándolo y desafiándolo a una pelea. El primer conductor le responde también con insultos y se origina una pelea verbal que concluye en los puños.

¿Te resulta familiar esta historia? Este relato puede suscitarse en cualquiera de las calles y avenidas de alguna de nuestras ciudades en toda América Latina…y en cualquier parte del mundo Y, generalmente, cuando se presentan este tipo de situaciones, salen a relucir aquello que hay en nuestro corazón expresado en palabras.

Es ahí, en la cotidianidad de nuestras vidas y acciones, donde salen a relucir mediante nuestras palabras, lo que cada cual alberga en su corazón. Tal como el propio Señor Jesús llegó a decirlo: “ …porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45). Será, en esos momentos no planeados de la vida, cuando más saldrá a relucir lo que realmente albergas en tu corazón.

Por otra parte, el Salmo 45: 1 nos establece :

“ Rebosa mi corazón palabra buena…”

En este contexto, la causa del gozo del salmista (y razón por la cual alberga y expresa buenas palabras) está directamente ligada al hecho de ver el esplendor del rey como ungido de Dios y todo el deleite que causaba la convivencia en el palacio real (Vs 7-17). Si bien esta era la causa por la cual el salmista exterioriza los sentimientos de gozo que había en su corazón, nos evidencian lo normal y espontáneo en cuanto a sacar a relucir mediante palabras aquello que albergamos en nuestro mundo interior.

¿Y tú? ¿Qué emociones y sentimientos alberga tu corazón? ¿Cómo los exteriorizas? ¿Qué tipo de palabras emiten tus labios? ¿Son palabras que evidencian gozo, paz bondad, amor? O por el contrario, ¿Son palabras que reflejan amargura, ira, enojo, envidia, frustración? La pregunta clave será: ¿Qué cambios debes realizar para albergar palabras de bendición en tu corazón?. Piénsalo. Oremos