Algunas lecciones del ayer para el tiempo presente
2 Crónicas 23: 1-21
La historia de Atalía ( 2 Crónicas capítulo 22 hasta el capítulo 23) es el relato de cuán perverso puede llegar a ser el corazón de un ser humano. Atalía llegó a usurpar el trono de Judá; cuando su hijo Ocozías murió, ella se levantó y exterminó a toda la descendencia real con el propósito de establecerse como reina. Sin embargo Josabet (hermana de Ocozías y esposa del sacerdote Joaida) logró esconder al pequeño Joás para que no fuese asesinado (2 Crónicas 22: 10-12)
Por seis años el pequeño Joás estuvo escondido en el templo de Jehová Dios. Hasta que el sacerdote Joiada estableció una alianza con los líderes y príncipes del pueblo (de todo el país de Judá) junto con los levitas (como líderes religiosos) y proclamaron como rey al pequeño Joás (2 Crónicas 23:1-10)
El relato nos muestra el triste final de esta perversa mujer llamada Atalía: Al verse traicionada fue sacada de la Casa de Dios y asesinada en la entrada de los caballos del palacio del rey. Así murió esta mujer que dejó su huella en el pueblo de Judá como una mujer perversa que no estimó en guardar no siquiera la vida de su propia descendencia, con tal de llegar a ser reina. Luego de su muerte todo el pueblo se regocijó ( 2 Crónicas 23: 16-21)
¿Qué nos enseña este relato bíblico? Algunas lecciones importantes en este tiempo tan particular que vivimos como nación ecuatoriana. En primera instancia, al igual que la perversa Atalía, existen hombres y mujeres que son capaces de cualquier cosa con tal de ostentar el poder político de una nación. Debemos aprender a cuidarnos de aquellos que serían capaces de atentar contra sus principios y contra la vida de otros con tal de ostentar el poder.
Otra lección que el texto bíblico nos plantea es la necesidad de poder respaldar las causas justas y dignas. Tanto Josabet como Joida estuvieron dispuestos a jugarse su propia vida por precautelar la vida del pequeño Joás; lo protegieron y cuidaron hasta que fue establecido como rey …y después de eso también. ¿Vale la pena arriesgarlo todo por una causa justa y digna? Claro que sí. Esa es una lección necesaria para nuestros días.
Finalmente, el relato bíblico también nos enseña que los malos e injustos al final recibirán su correspondiente retribución. Eso fue lo que le pasó a Atalía, la cual murió sin pena ni gloria, más bien todo el pueblo se alegró con su muerte. Si el hombre o mujer que hace mal a otros, no se aparta de su maldad, ésta tarde o temprano terminará alcanzándolo.
¿Y tú? ¿Con cuál de las lecciones te identificas? Son Lecciones que el pasado nos deja para el tiempo presente. Tomémoslas en cuenta. Oremos