Cuando digo, «él me enseñó» entiéndase que no estoy hablando de sermones que me dio, o de tiempos de instrucción intencional, o clases a las cuales de seguro asistí. Estoy hablando de cosas en las que él estableció como normas de la casa o cosas que aprendí al ver su ejemplo.
- Ser sincero. Algunos de los peores castigos que recibí fueron como consecuencia de haber mentido. Dejenme decirles que fueron bastante efectivos (y no los considero para nada abusivos). Mi padre también lo vivió.
- Respetar a mamá. Recuerdo otra vez de disciplina intensa (que por supuesto también me lo merecía) por hablarle irrespetuosamente a mi mamá. Mi papá se aseguró de que mi hermano y yo entendiéramos que ella debía ser respetada… y nunca lo olvidamos.
- Trabajar duro y bien. Mi papá vivió el versículo de la Biblia que dice «trabajen de buena gana, como para el Señor». Él llegaba a casa del trabajo y comenzaba a hacer reparaciones en nuestra casa, (incluso cuando estaba cansado) él se esforzaba mucho por estar ahí para nosotros… nos llevaba de pesca, practicaba deportes con nosotros y muchas cosas más. También aprendí algo sobre calidad, siendo meticuloso, prestando atención a los detalles. Aprendí a trabajar duro y esforzarme viendo a mi papá hacerlo.
- Ser un hombre. No sé exactamente cómo aprendí esto de mi papá, pero lo hice. Probablemente fue por la manera de ver cómo él se manejaba en todo. Aprendí que los hombres no deben dejar que sus emociones lo gobiernen. Ellos no tiran la toalla cuando las cosas no van de la manera que esperaban. Ellos no se desquitan con otros. Ellos no dejan que las circunstancias los derrumben. Los hombres enfrentan los retos en lugar de huír de ellos. La naturaleza del carácter de mi papá me ha impactado grandemente.
- Ser fiel. Puedo recordar que de niño era agradecido por el hecho de que mis padres siguieran casados cuando los padres de muchos de mis amigos no. Yo le atribuyo mucho a la fe de mi papá. Cuando él se casó con mi mamá hizo un compromiso, y estaba muy conciente de lo que eso significaba.
- Sacrificarse por otros. Mi papá ha sido misionero en Brasil toda mi vida. A él le gusta trabajar con sus manos y construir cosas. Puede que haya cumplido sus ambiciones o metas personales con el simple hecho de ser esposo, padre y un buen siervo de Dios. Él es el tipo de hombre que puede dejar de hacer cosas para él por ayudar a otros. He aprendido a ver más allá de mis necesidades para así ver las de los otros.
- Amar a Dios. Desde que puedo recordar Dios siempre ha sido el centro de la vida de mi papá. Él es el tipo de hombre que cuando lo conoces sabes que hay algo diferente en él.
Gracias papá por enseñarme estas e innumerables cosas que me han llevado a ser el hombre que soy hoy día. Gracias por ser una herramienta de Dios en mi vida.