¿Has perdido algo de mucho valor?
Lucas 15:8-10
¿Alguna vez se te ha perdido algo de mucho valor ? Tal vez no solo valor en el ámbito económico sino también en el plano afectivo, en cuanto a lo que aquello significa para ti. Por otro lado, si te identificas con esta pregunta y has llegado a recuperar aquello tan valioso para ti, la alegría que se experimenta es indescriptible. Si has pasado por esa experiencia de perder algo de mucho valor y de recuperarlo, sin lugar a dudas podrás comprender la historia de este día.
El Evangelio de Lucas, en el capítulo 15 y en los versículos 8 al 10 relata la experiencia de una mujer que perdió una dracma. En aquella época, la dracma era una moneda equivalente al salario de un día. Pero también se la empleaba como un tipo de adorno que algunas mujeres llevaban en su frente a manera de diademas. En este uso, era señal de riqueza y distinción al ser considerada como parte de la dote matrimonial.
Siendo así, poseía un valor económico y sentimental y también representaba una señal de honor. La mujer podía componer su atuendo de muchas dracmas. El poseer solo 10 indica que la mujer de nuestra historia no era rica; por lo tanto la falta de una moneda sería muy evidente.
Esta es la causa del gozo que la embarga al encontrarla y por eso reúne a sus amigas: sabía el significado de esta dracma no solo en el costo financiero, sino las implicaciones familiares, sociales y emocionales. Por eso se entiende la expresión de esta mujer ante sus amigas:
“Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido”
Es el mismo Señor Jesús quien aclara que esta historia es alusiva al gozo que hay en el cielo cuando un pecador se arrepiente y se aparta de sus pecados. Al igual que con la mujer de esta historia, Jesús dignifica al ser humano, devolviéndole la honra. Solo Cristo Jesús puede otorgar al hombre y mujer sentido a su existencia.
Todos los seres humanos nacemos en pecado y llevamos una vida alejada de Dios, hasta que Jesucristo viene a nuestra vida transformándola, restaurándola, salvándola y llevándola a una plenitud de realización. Por lo tanto, de todas las cosas que estimamos como importantes y de valor, la certidumbre de que tu vida está en las manos de Dios y de que gozas de su comunión es algo que nunca debes perder. No hay gozo más grande para el ser humano que saber que su vida ya no está perdida en delitos y pecados. Piénsalo. Oremos