Vivir conforme a tu fe
Tips prácticos para vivir conforme a tu fe.
-Escucha tus seres queridos.
-Escucha la voz de Dios
-Decide ser íntegro.
Tips prácticos para vivir conforme a tu fe.
-Escucha tus seres queridos.
-Escucha la voz de Dios
-Decide ser íntegro.
“si sabes qué te mueve, convierte ese sinsabor que a veces te da la vida en hilo para tejer y crear una pieza increíble que muestre cuán grande eres”.
Nunca es demasiado tarde para volver a empezar.
¿Qué hacer cuando tienes que volver a empezar?
¿Cómo empezar de nuevo una relación con la misma persona?
¿Qué hacer cuando no sabes por dónde empezar?
Fueron los cuatro primeros enlaces que encontré en el internet acerca de volver a empezar, entonces entendí que la gente necesita escuchar los mejores tips. Pero en vez de darte una serie de pasos para empezar desde cero, quisiera que puedas ver desde otra perspectiva este concepto.
Volver a empezar, nos resulta complicado es por eso que muchos se arriman al internet para encontrar soluciones prontas y mecanismos libres de sufrimiento para conseguirlo, es por esto que muchos pseudoconferencistas intentan venderlo a manera de recetas.
Hoy no quiero cobrarte por descubrir el secreto para volver a empezar, creo que se trata de sentido común, si has abierto este artículo y esperabas encontrarte con una palabra de aliento que endulce tu realidad, permíteme decepcionarte. Quien espera ver un cambio tiene que desacomodarse. ¿Tus amigos hablan mal de ti y te envuelven en chismes? Cambia tu círculo social ¿Tu pareja te agrede y te hace sentir inferior? Termina esa relación tóxica antes que sea tarde.
Las personas tienen por costumbre esperar al fin de año para proponerse a cambiar un mal hábito, empezar a hacer aquello que les gusta o emprender aquel proyecto que tanto anhelan.
Esperar los últimos días de diciembre para replantear tus sueños y objetivos puede ser bueno, pero corres el riesgo de acomodarte a tu situación actual y posponerla un año más. Esto se traduce a decisiones tomadas por emociones bajo la influencia social.
Cuando detrás de un nuevo objetivo que te planteas hay un plan estratégico y una razón de vida, entonces estos estarán acompañados de tus convicciones.
No te dejes llevar por los títulos de los artículos o enlaces de la web, puede que en algún momento te encuentres con un loco que, en vez de animarte a seguir cometiendo errores, te confronte a plantearte objetivos con bases sólidas.
Si quieres volver a empezar, vuelve a nacer.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
En pocas palabras, Jesús le dijo, no racionalices tanto al momento en que te diga que debes nacer de nuevo, si una vez naciste físicamente yo te digo que nazcas espiritualmente, si una vez naciste de la carne ahora nace del Espíritu de Dios, es decir rechaza lo que no le agrada a Dios y síguelo. Vacíate de lo que tienes, para que Dios te muestre lo que debes cambiar.
Si en este 2019 gastaste tus energías en promesas que no vas a cumplir, recuerda que nunca es tarde para renovar tu mente, no te dejes engañar con discursos débiles que te dicen: este es tu año. Mejor plantéate objetivos claros junto con Dios y verás que nunca más te dejarás convencer con títulos que ofrecen recetas cortas para vivir bien.
La generosidad no solo tiene que ver con dar nuestro dinero. Tiene que ver con una actitud diaria del corazón.
¿Te ha pasado que la gente no reconoce tu trabajo y aun así le sonríes?
¿Te ha pasado que no te piden por favor ni te dicen gracias y aun así tú te animas a decirlo?
¿Has vivido situaciones donde te tratan con ira por las frustraciones de otras personas y tú decides tratarlas con respeto?
¿Sabes qué hacer cuando estás sentad@ en el bus y una mujer cargando a su bebé está parada a tu lado?
¿Qué te nace dar cuando ves a personas pidiendo dinero en la calle, te cruzas la vereda? ¿Oras por ellos? O ¿Le preguntas su nombre y cómo está?
¿Cuánto valoras la educación, el consejo, el acompañamiento de la gente que se esfuerza por darte un Palabra de Dios? ¿Puedes ser agradecido dando del tesoro que tienes?
A veces he sido la que di una sonrisa, aunque no reconocieron mi trabajo y a veces he sido la que no reconoce el trabajo de otros. Es una realidad que puede traer culpa o cambio. La generosidad a veces me ha costado, en especial en los días que me hacen falta cosas, no alcanzo lo que deseo, he sido regañada o tratada injustamente. Ahí es donde me cuesta más respetar, sonreír, dar gracias, orar, preguntar ¿cómo estas?. Estoy segura que no soy la única.
Tal vez tú te sientes así… Aunque sea común no significa que debes decir: ¡ya pues, así soy… es mi personalidad!
Jesús en su relación con nosotros es tan generoso que nos da misericordia y no juicio.
Nos da tiempo y no espera que hagamos todo bien, ni que seamos perfectos.
Es tan generoso que Él es perfecto en lo que nosotros somos débiles, es tanto lo que nos entrega que no nos queda más que dar.
Así que mi reto diario es estar más cerca del corazón más generoso del mundo (el de Jesús) para que cambie mi actitud. ¿Cuál es el tuyo?
ESCRITO POR: Michelle Rojas (adaptado de Verónica Vaca)
Quiero ser un buen cristiano.
Muchas veces he dicho esta frase. Seguro tú la has dicho también. Suena normal, suena bien. Pero hay un par de problemas con esta frase. Problemas que no son evidentes a primera vista y que están afectando a la iglesia en general.
Déjame decirte que la idea de un buen cristiano es contradictoria. Se ha formado en nuestra iglesia un fuerte sentimiento que el cristiano no es como los demás; que no pecamos; que somos guerreros contra el mundo; que somos santos, apartados, distintos. Y aunque todo eso es cierto, no lo vemos de la manera correcta. Nuestro punto de partida debe ser el hecho de reconocer nuestra humanidad (esa misma humanidad que compartimos con todos): Somos pecadores.
…no hay quien haga lo bueno, ni siquiera uno.
– Salmo 14:3b –
No hay bueno, ni siquiera uno. Ése es nuestro punto de partida. El cristiano no deja de ser humano. El cristiano sigue siendo pecador. El cristiano, por ser parte de la raza humana, hijo de Adan, simiente del pecado, no es bueno. Hace poco vi en Instagram una frase que me gustó: “La oveja perdida nunca dejó de ser oveja”. Nunca dejamos de ser humanos; nunca dejamos de ser pecadores.
“¡Pero Bryan!” te escucho decir, «¿De qué me sirve ser cristiano si sigo siendo igual?»
Y esa pregunta tiene la respuesta más hermosa de todas. La respuesta correcta a todas las preguntas en la clase de escuela dominical: Jesús.
En respuesta al joven rico Jesús dijo «¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.» (Lucas 18) Incluso el mismo Hijo de Dios reconocía que la humanidad no tiene bondad intrínseca. Pero pon atención a lo que no dijo. No dijo, «No me llames bueno», más bien su respuesta es casi como si le preguntase al joven, “¿Sabes lo que dices? Estás reconociendo que soy Dios”. Jesús es bueno, porque es Dios. Y necesitamos del poder del buen Dios para hacer bien en nuestra vida.
En la película animada «Ralph el demoledor«, los malos tienen un mantra, o un manifiesto, que repiten.
«Soy malo, y eso es bueno. Yo jamás seré bueno, y eso no es malo.»
Repite conmigo en voz alta: Soy malo, y eso es bueno. Yo jamás seré bueno, y eso no es malo.
Tranquilo, sé que probablemente no lo dijiste.
Ningún cristiano es bueno. Pero todo cristiano tiene el Espíritu de Cristo en su vida que le da el poder para hacer el bien. Pablo en Filipenses 2 dice que «Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad«. Por lo cual entendemos que en el humano no hay capacidad para el bien, pero Dios es el que nos capacita y nos da la voluntad de actuar para bien.
Entonces la pregunta que resulta es: ¿Realmente puedo ser un buen cristiano?
Y la respuesta es: Yo no, pero Jesús en mi sí.
El segundo problema es que en las iglesias enseñamos lo opuesto.
«¡Sí, claro! Tú puedes ser un buen cristiano.»
¿Cuántas veces la prédica en tu iglesia parece más una charla motivacional que una explicación del carácter de Dios? ¿Cuántas veces decimos “ora más”, “lee más”, “asiste más”…? ¿Cuántas veces alimentamos con falsas esperanzas la idea del “sí se puede” y olvidamos que no podemos?
Y por otro lado:
¿Por qué el mensaje casi nunca es «Tu no puedes. Debes depender de Cristo.»?
Cuando el pecado persiste en mi vida. Cuando hay obstáculos que no puedo quitar. Cuando mis fuerzas no alcanzan. Cristo es el que puede.
Jesús en la cruz dijo las palabras «consumado es«(Juan 19:30). Significa que yo no debo hacer nada, porque él ya lo hizo todo. No necesito luchar con el pecado, porque Cristo ya lo derrotó. No necesito esforzarme por ser más santo, porque Cristo ya es santo y Dios cubre mi vida con su santidad. No necesito “tratar” de ser un buen cristiano, porque nunca lo lograré; y no necesito lograrlo porque Cristo es el único «buen cristiano».
«¿Entonces no necesito tratar de hacer cosas buenas?»
La respuesta natural de un indefenso al ser salvado es amor y devoción. Un amor que anhela obedecer completamente los deseos de su salvador. Nunca lograrás ser lo que Dios espera de ti. Pero si realmente has sido salvado por Cristo, tu deseo será hacer todo lo posible por complacer su corazón en obediencia.
En conclusión, lo único que debo hacer en mi vida como cristiano es:
1) Reconocer que no soy bueno y nunca lo seré.
2) Reconocer que Cristo es bueno y siempre lo será.
3) Depender completamente de Cristo para todo en mi vida.
La vida cristiana es mucho más simple de lo que enseñamos a veces. Es simplemente depender de Cristo.
¿Voy a fallar? Sí.
¿Seguirá el pecado en mi vida? Sí.
¿Le fallaré a Dios? Indudablemente.
Pero si Cristo es el motor de nuestra vida, no será una carga; no habrá culpabilidad; no habrá necesidad de sufrir y “esforzarnos” por ser buenos.
Ése es el verdadero significado de «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13) Puedo hacer todo lo que Dios espera de mí, porque Él ya hizo todo por mi. Yo sólo debo darle lugar en mi vida para que obre en mí, y me conforme a Su imagen.
Ten cuidado, no caigas en la trampa del “buen cristiano”.
«Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón de alguien.» (Calcuta)
«Coman no más, queremos darles lo mejor» dijo la Shuar mientras cargaba a su bebé a cuestas y nos servía un delicioso maito, fue uno de los momentos que marcaron mi vida, pues la sociedad ha marcado clases y dentro de ese cuadro cualquiera pensaría que quién viene de una zona urbana es quien debe dar, mientras quien vive en la zona rural es quien recibe.
Tal vez llevamos dentro de nuestras estructuras mentales la necesidad de separar: lo bonito de lo feo, lo rico de lo pobre y lo blanco de lo negro. Entonces ¿cómo rompemos esas ideas sociales? Patch Adams dijo una vez: La muerte no es un enemigo, señores. Si vamos a luchar contra alguna enfermedad hagámoslo contra la peor de todas: La indiferencia.
Esta es la clave para saber dar efectivamente. Hay personas que solo dan por diferentes razones personales: dinero, prestigio, honor, etc. A veces somos dadores por costumbre y no de corazón. Cuando tenemos empatía con el más necesitado entonces damos con razón de causa, tal vez no solo tengas que dar dinero, pues el mendigo de la esquina necesitaba un abrazo y por culpa de una sociedad que aprendió a lanzar monedas sin hablar no lograste verlo, o puede ser que el niño de la calle quiere un pan, pero si le obsequias un juguete le otorgues autoestima y felicidad. Bien lo dijo el sabio Carpintero allá por el año 33: más bien aventurado es dar que recibir.
¿Quién sospecharía que desde el día en que aquel mendigo derramó sus lágrimas de agradecimiento en mi hombro y desde que la sonrisa de aquel niño iluminó el centro histórico me harían inmensamente rico?
Cuando me hablaron de aquel Carpintero pensé que se trataba de alguna nueva oferta, como cuando te tocan a la puerta y quieren venderte un producto, religión o servicio. Es fácil confundirse pues reconozco que existe gente que está dispuesta a utilizar la fe para: manipular, matar y destruir. Pero no te confundas, a continuación te detallo las diferencias entre las propuesta política-religiosa versus la propuesta de Jesús.
Mientras la una viaja en primera clase y tiene hambre de poder político, Jesús viaja en un burro y esquiva las propuestas para ser rey. La primera controla, manipula y señala, Jesús restaura corazones, abraza y se sienta en la misma mesa con pecadores. Mientras la primera cuelga cadenas de oro en sus cuellos y trata de no manchar su traje pulcro, Jesús se inclina a lavar pies y es tocado por enfermos “impuros”.
Jesús tiene conflicto con los primeros, aquellos que asisten a un club de santos, todos se ven limpios y hasta huelen bien, pero por dentro están sucios y llevan una doble vida. Jesús se lleva con los sinceros, aquellos que no les preocupa el status y prefieren declararse pecadores, aquellos que se reconocen como vasijas rotas necesitadas de un alfarero. Los primeros ven como números a las personas, mientras más llenen el club mejor será la cosecha, Jesús conoce la voz de los suyos, construye una comunicación “desde” y no “para” las personas.
Los primeros dicen algo, mientras que Jesús tiene algo para decir. Si tu círculo cristiano se parece más a la primera propuesta: ¡Huye lo más pronto de ahí! Puede que estés formando parte de los fariseos de la época, aquellos que se saben al revés y al derecho la ley, pero no la cumplen. Aquellos que te recitan la biblia completa, pero no abrazan a los pobres. Cada día hay nuevas religiones y doctrinas. A pesar de que religión no es más que: profesar tu fe, esta palabra ha sido sobre utilizada. Antes que religioso o creyente prefiero llamarme seguidor.
Yo prefiero seguir al pastor de pastores, leer su palabra para no ser confundido, estar convencido que soy débil y que su gracia es la que me mantiene en pie. He decidido quitarme la máscara, dejar de pensar que soy poeta y mirarme como un poema del Creador. Quitarme la indumentaria pulcra y seguir al inspirador de naciones. Ensuciarme en busca de enfermos, pecadores y deprimidos para decirles que hay esperanza. Ser reconocido como el comunicador de las buenas noticias. Concluí ir tras los pasos de Jesús. Es que decidí dejar de llamarme cristiano y empezar a serlo.
Imagínate que tienes que convivir un mes con un grupo de 15 extraños para hacer algo extraordinario en un país lejano y desconocido donde no hay internet ni forma posible de comunicarte con tu familia y amigos.
¿Qué tal si estas personas son extraños, aburridos, chismosos, molestos, sobrados, tímidos, extrovertidos?
¿Qué tal si te caen pésimo o a ellos simplemente les disgusta tu presencia? Pero aun así tienen que terminar el trabajo por el que están ahí.
Ir de misiones a las Filipinas y África bajo estas condiciones me enseño a trabajar en equipo y crear amistades de por vida.
Dos manos vs. Treinta valen la pena— la posibilidad de no entenderse bien del todo bien queda a un lado por un propósito más grande.
Tal vez ir al colegio, a la universidad o al trabajo sea algo parecido con la diferencia de poder hablar con tus seres queridos, pero al final estás rodead@ de un montón de extraños con un objetivo en común. Si te muestras amigable y sabes trabajar en equipo puedes lograr más cosas y llegar a tener amistades que nunca imaginaste.
A continuación un par de consejitos acumulados con la experiencia. Espero te sirvan.
Conoce su historia: interésate realmente por la otra persona más que por ti.
¿Por qué es cómo es? Si algo te molesta podrás ver con empatía la situación y manejarla con compasión.
Busca temas en común para entablar una conversación y así formar una amistad basada en la confianza.
Reconoce sus fortalezas para así detectar cómo en conjunto son más influyentes.
Crea una conexión de compromiso mutuo al saber que son diferentes, no barreras de comunicación, competencia o celos, sino que están juntos para Celebrar el éxito de su trabajo en conjunto.
Toma tiempo a solas, es vital hacer equipo con Dios antes que con cualquier otra persona. Él es el que nunca falla y está todo el tiempo contigo. Disfruta el equipazo que haces con el Dueño del mundo quien pone su tiempo a tu disponibilidad.
ESCRITO POR: Michelle Rojas
“Si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir.”
Johann Kaspar Lavate
Es común confundir la sabiduría con la inteligencia, no es sabia la persona que tiene muchos conocimientos, es sabia la persona que emplea de manera positiva estos conocimientos. Una persona sabia es aquella que tiene muchas cualidades que le ayudan en su diario vivir, es aquella persona que sabe como afrontar diferentes problemas, tiene una perspectiva amplia de las cosas, y muchas experiencias que le ayuda a dar sentido a su vida.
La sabiduría ha sido muchas veces mencionada en la antigüedad y perseguida por varios filósofos y grandes personajes en el transcurso de la historia. Uno de estos personajes fue Salomón, Dios le concedió un favor, le dijo pídeme lo que quieras, él pidió sabiduría, esto agradó tanto a Dios que lo prosperó en otros aspectos. Así como Salomón debemos buscar la sabiduría, esta nos ayudará a superar situaciones difíciles, encontrar soluciones correctas, y nos hará mejores personas.
Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la inteligencia;Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más que el oro fino.(Proverbios 3:13-14) (RVR1960)
¿Como adquirir sabiduría?
Es de suma importancia darle mucho valor a la sabiduría, no pasarla por alto. Vivir como sabios nos ayudará a tener mucha ventaja en los días malos.
Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios. Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos.
(Efesios 5:15-16) (NTV)
Ciertos recuerdos son como amigos comunes, saben hacer reconciliaciones. (Marcel Proust)
“Mijito, dame pasando ese cuaderno que está en el velador por favor…” fue la frase que replicó mi abuelo. “Ahí está la historia de mi vida…” confirmó.
¿Por qué siempre un anciano conserva sus recuerdos como los más grandes tesoros? Bien dijo alguien: “Recordar es volver a vivir”. Mi abuelo me entregó las páginas en las que resumía su vida: los momentos más duros de su juventud. La manera en que enamoró a mi abuela. Los trabajos donde estuvo, etc. Mientras le echaba un vistazo en mi cabeza retumbaba la frase del poeta británico Aldous Huxley: “El recuerdo de todo hombre es su literatura privada”.
Y es que ciertos recuerdos son inolvidables, a pesar de que intentemos convencernos de haberlos borrado del disco duro. Al puro estilo de la cantante mexicana Thalía: intentamos insistir en que eso no pasó.
Los psicólogos aseguran que hay recuerdos dolorosos que deben ser rememorados para poder encontrar una vía de sanación en el presente. “Hay recuerdos que el tiempo no borra. El tiempo no hace la pérdida olvidable, solo superable.” (Casandra Clare).
Pero así como existen recuerdos que son necesarios traerlos al presente, hay otros que por el contrario deberían ser menos recurrentes en nuestros pensamientos. Me refiero a aquellos recuerdos tóxicos que no nos permiten vivir el presente, están en nuestro corazón y cada día hacen más grandes las heridas. Son estas memorias del corazón las que deberíamos sobrellevarlas con un profesional de la salud.
Recordar es una capacidad que se nos ha otorgado, pero si no lo usamos sabiamente podemos sumergirnos en la nostalgia o el pasado y es ahí donde nos podríamos ver envueltos en un pozo sin salida llamado depresión. Mientras más viejo te vuelves valoras los momentos vividos es por eso que: los niños viven al máximo el presente, los jóvenes sueñan con el futuro, pero los ancianos se embriagan de los recuerdos. Por esto la novelista Angela Carter dijo: “la nostalgia es el vicio de las personas mayores”.
No te ates al pasado y tampoco te preocupes por el futuro, el inspirador de naciones dijo una vez: cada día trae su propio afán. El Creador del universo te ha dado la capacidad de recordar, ¡hazlo! Recuerda el nacimiento de tus hijos, la primera mascota que tuviste, la vez que lograste manejar la bicicleta sin las rueditas de apoyo. Pero por amor a Dios no te quedes ahí, recuerda que lo que estás viviendo hoy mañana serán tus mejores recuerdos, tú decides.
Estamos vivos porque estamos en movimiento.
Jorge Drexler
Desde el principio de los tiempos los seres humanos siempre hemos estado en constante movimiento, nuestros antepasados cruzaron el mundo entero estableciéndose en un lugar, y luego viajando a otro. Somos trashumantes por naturaleza, buscamos el movimiento para poder sobrevivir.
La historia siempre nos recuerda, que la inmigración es cíclica, así como la vida misma. Por ejemplo, muchas personas de Europa, durante la primera y segunda guerra mundial buscaban asilo en varios países latinos, unos años después la historia cambió, y personas de América viajaban a buscar trabajo en países europeos.
La inmigración siempre ha estado unida a una fuerte ola de racismo y xenofobia.
Es nuestro deber ser empáticos con todas las personas, y mucho más con los extranjeros, especialmente en estos tiempos en donde es más fácil estigmatizar y apartar a las personas, a que tratarlos con amor. Debemos ser solidarios, ya que la inmigración casi nunca es un acto placentero.
El cristianismo, se resume en dos puntos: Amarás a Dios y amarás al prójimo. Muchas veces se nos olvida que como comunidad (cristianos), debemos colaborar los unos con los otros y superar conflictos, en pocas palabras debemos amar más. No podemos hacer la vista a un lado y creer que los problemas de inmigración no existen, como lo dije al principio, esto es natural. Es tiempo de quitarnos, esas ideas erróneas de personas que no son de nuestro país y empezar a ser más humanos.
Debemos recordar que nuestros antepasados un día salieron de su tierra y se asentaron en el lugar al que hoy nosotros llamamos hogar. Hoy no somos nosotros los inmigrantes, pero tal vez un día, quizá nosotros o alguien cercano, deba asentarse en otro lugar, empecemos a tratar a las personas como queremos ser tratados.
ESCRITO POR: David Paredes