Soy una mamá que trabaja
¡Qué nostalgia sentimos al recordar nuestros primeros días de ser mamá! Esa carita tan tierna de tu bebé, sus manos tan perfectas, su llanto y cientos de recuerdos hermosos que llevamos en nuestra mente. Pero tan pronto pasa el tiempo, sin darnos cuenta, estamos de vuelta en el trabajo con una mezcla de sentimientos que nos hacen dudar de si regresar a trabajar fue la mejor decisión, ¿verdad? Dar ese paso no es fácil y debes hacerlo conversando con tu esposo para que juntos puedan escoger lo mejor para sus hijos.
Es muy importante regresar al trabajo con una buena actitud para dar lo mejor de ti, aunque tengas temores, también existen desafíos y, sobre todo, responsabilidades.
- Establece un orden de prioridades para lograr un buen equilibrio trabajo-familia. El trabajo queda en otro plano, ya que nuestra mayor cantidad de logros debe estar en casa, no en el trabajo. Una mamá es irremplazable y eres totalmente indispensable para tus hijos todo el tiempo.
- Es necesario cumplir a cabalidad con nuestras responsabilidades en el trabajo. Inicia tu jornada laboral puntualmente, trabaja administrando bien el tiempo, de tal manera que puedas salir “corriendo” a ver a tus pequeños. Te comparto un principio de liderazgo que me encanta y tiene que ver con el manejo del tiempo. Peter Drucker dice “Nada distingue mejor a los ejecutivos eficientes como el cuidado tierno y amoroso que dan a su tiempo”.
- Debido a que somos integrales, tenemos metas personales y profesionales, debemos estar siempre actualizadas en el área en que nos desarrollamos: lee artículos, suscríbete a blogs, compra un libro de la última edición de la rama en la que trabajas.
- Hay que tener cuidado con el feminismo, el liderazgo del hogar le pertenece al esposo y es importante entender que la familia es nuestra prioridad cumpliendo cada uno con los roles que Dios nos ha dado.
Recuerda que al final del día, lo que cuenta es que lleguemos a casa seguras de haber hecho lo mejor y que nuestros hijos puedan sentir profundamente la seguridad de nuestro abrazo, de esa manera siempre verán a Dios a través de nosotras.