28 08, 2021

¿Es viable la venganza?

2021-08-28T10:25:37-05:0028 agosto, 21|

¿Has tenido, alguna vez, el deseo de vengarte de alguien por algún asunto? Sin lugar a dudas en algún momento has experimentado los sentimientos que se generan como resultado del deseo de venganza. La Real Academia Española define a la venganza como la “satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos”.  También se la puede entender como una reprimenda que se ejerce sobre una persona o un grupo de ellas por una acción que es percibida como mala o dañina. El sujeto que se siente afectado decide vengarse y concreta una especie de reparación por el daño. La venganza supone una compensación por el agravio recibido.

Entendiendo estas aproximaciones, y lo natural en el ser humano del deseo de venganza, vale preguntarse: ¿Es viable la venganza? ¿Existe algún escenario en el cual es viable la venganza?. Este salmo 94 establece las razones por las cuales el salmista clama a Dios suplicando por su accionar en contra de los perversos: quebrantan al pueblo de Dios, afligen a la heredad de Dios, matan a la viuda y al extranjero, y quitan la vida al huérfano (Vs 5-6)

Sin embargo, este mismo salmo establece de quién es la potestad de la venganza: le pertenece únicamente a Dios.

Jehová, Dios de las venganzas,  Dios de las venganzas, muéstrate. Vs 1

El versículo 2 nos indicará que es Dios quien da el pago a los soberbios y será Él quien les dará su pago a su respectivo tiempo. Este versículo nos invita a recordar y aplicar esta sencilla pero gran verdad: la venganza no debe estar en nuestras manos, finalmente es el Señor quien determinará el justo pago a cada cual en virtud de sus acciones y conducta.

Cuando alguien te ha lastimado o ha lastimado a alguien que tú aprecias, ¿Cómo reaccionas? ¿Qué sentimientos se generan en tu corazón? ¿Tienes deseos de vengarte?. Cuando sientas deseos de vengarte de alguien, recuerda solo Dios tiene la potestad de tomar el justo pago en sus manos. No permitas que los deseos de venganza te consuman. Piénsalo. Oremos

23 04, 2017

El poder para perdonar no se encuentra en nosotros

2019-09-09T00:13:50-05:0023 abril, 17|

Algún día voy a hacer una lista de todos los versículos de la Escritura que me asustan. Tendemos a gravitar hacia los textos que nos traen consuelo, nos ofrecen paz y nos aseguran del amor de Dios.  Sin embargo, Dios también nos ha revelado que debemos amarnos unos a otros y quizás la expresión más grande de eso -y lo más difícil de hacer- es perdonarnos unos a otros cuando hemos sido ofendidos.  Es por eso que Mateo 6:15 estaría en esta lista: «Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones».

Esto no significa que el perdón que Dios nos ofrece es condicional al perdón que damos a otros.  Significa que, si no estamos dispuestos a perdonar a otros, no nos hemos arrepentido verdaderamente de nuestras propias transgresiones contra Dios.

Perdonar es costoso.  Le costó a Jesús su vida.  Con su muerte en la cruz hizo posible que Dios nos perdone. Y nos costará también a nosotros. Tendremos que aceptar pérdidas, ser humildes y reconocer nuestros propios errores.

Tantos conflictos en nuestra sociedad -en la familia, en el trabajo, en la iglesia- se deben a que hemos decidido nutrir agravios en lugar de humillarnos como Jesús lo hizo.  Nos resistimos voluntariamente a otorgar el perdón inmerecido, ¡excepto cuando necesitamos ser perdonados, entonces sí queremos recibirlo!

Es muy cierto que el perdón no solo libera a otros de sus ofensas contra nosotros, sino que nos evita los enredos del resentimiento, el orgullo y la venganza.  El poder para perdonar no se encuentra en nosotros mismos, sino en el asombroso perdón que Dios nos ofrece a través de Jesús.  Si Dios puede perdonar todos nuestros pecados contra Él, ¿quiénes somos nosotros para no perdonar a otros?

El perdón es siempre inmerecido, nunca ganado, y es la única manera de nutrir relaciones saludables que preservan nuestra unidad en el Espíritu Santo.

Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; Soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; Como el Cristo perdonó, así también hacedlo vosotros. (Col 3: 12-13 LBA)

Autor: Pastor Graham Bulmer

MDC/ag

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