No más excusas
En un mundo en donde las excusas se volvieron parte del diario vivir, cualquier acción por más pequeña que sea, supone un cambio.
Tantas veces me había bastado poner una excusa para sentirme mejor o simplemente para no hacer algo que debo. Y era tan natural echar la culpa de mis fracasos a mi falta de oportunidades, tiempo, dinero, cualquier otro factor. De manera que siempre terminaba procrastinando todos mis proyectos o simplemente nunca empezaba nada.
Con el pasar de los años entendí que un objetivo se consigue trabajando duro, fracasando y volviendo a fracasar.
Cada día trato de no usar excusas, de ser más eficaz. Admito que me resulta difícil. Y quiero compartir contigo las excusas que alguna vez he usado, y que ahora trato de evitarlas completamente:
- No tengo dinero
- Estoy muy cansado
- Desde el próximo lunes
- No creo que pueda hacerlo
- Es muy difícil
- Estoy esperando el tiempo de Dios
- Necesito orar más
- Tengo miedo
Si te identificas con alguna de estas excusas, no hay problema, creo que son universales. Pero es tiempo, querido amigo, de cambiar, avanzar, de ser intencionales y hacer que las cosas pasen. Es difícil, lo sé, pero Dios no nos hizo para postergar nuestras responsabilidades sino para crecer y ayudar a crecer a otros. Recuerda que:
Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.
2 Timoteo 1:7
David Paredes.