LADRONES DE SU GLORIA
Parte de mi pasado sin Cristo es un historial de intentos de suicidio. Cuando me han preguntado ¿Por qué? mi respuesta ha ido cambiando con el pasar de los años. Recuerdo que en mis primeros años conociendo de Jesús y lo que significaba ser cristiana, mi primera reacción era esconder mis momentos de depresión detrás de una máscara; yo debía vivir siempre en gozo decían mis nuevos hermanos. Así que me dediqué a ser una creyente con una doble vida, sonreía en el día pero lloraba en mi almohada.
¿Por qué tenía depresión si ya era una hija suya? Recuerdo hacer esta pregunta miles de veces, la mayoría de las respuestas iban hacia reparar mi identidad con que tanto puedo alcanzar en mi vida cristiana… cuántas almas puedo traer a Él… cuán grande sería mi recompensa luego de realizar una ofrenda con fe… en cuántos ministerios participaba activamente, etc. Luego de algunos años de intentar todo esto, seguía luchando con mi depresión y decidí buscar fuera de las paredes de la iglesia algo que me aliviara. Tal vez necesitaba enamorarme, ser un poco más relajada, divertirme como las chicas de mi edad. Me volví el alma de la fiesta, pero tampoco funcionó. De hecho las cosas empeoraron, por obvias razones. Fracasé en mis estudios, tuve una doble vida en casa, lastimé a mi familia, encontré más de lo que hubiera querido encontrar.
Y regresé a los pies de Cristo buscando un salvador, y esta vez entendí que Él debía ser Señor y Rey de mi corazón. Durante varias noches de mi vida le he pedido a Dios que me deje morir, y a través de los años he visto el mismo patrón cuando estoy en ese momento de profunda oscuridad… Soy una ladrona de su Gloria. Lo repito, ¡soy una ladrona de su Gloria! Si el propósito de la salvación es traer gloria a su nombre (lee tu biblia de pasta a pasta por favor) , y si yo fui salva para que mi vida traiga gloria a su nombre, y si fui restaurada y nací de nuevo por su obra… es para dar gloria a su nombre , y si hoy estoy respirando y no morí hace 14 años…. es para dar gloria a su nombre, y sí Él es la vida y soy una con Él… es para dar gloria a su nombre.
Los momentos en que le pedí “por favor déjame morir esta noche” fue en mi momento de egoísmo, en mi momento de no obtener lo que yo deseaba obtener, en mi momento de dolor y desear ser libre de este, en mi momento de perder lo que pensé que sería mi vida, porque yo tenía mi propio plan desde mis 10 años hasta mis 100 años. ¿Quién es Dios para hacer de mi vida lo que le plazca? ¿Por qué seguir a un Dios que no cumplió mis sueños? La respuesta que Dios le da a Job en los capítulos 38-42 debería llenarnos de humildad y sumisión. Yo aún caigo en momentos oscuros cuando mi alma busca fuera del propósito de Dios mantenerse gozosa…
¡Traer gloria a su nombre! No importa lo que Él haga para ese propósito, Su Hijo fue a la cruz en mi lugar y en el tuyo (nosotros somos pecadores, Él fue Santo sin pecado) demuestra el inmenso amor que Dios tiene para con nosotros. Somos esclavos suyos, no somos pequeños dioses libres… El orgullo es el pecado de querer robar su gloria y esto inicio en Adán y Eva, y en mi corazón tiene aún lugar día a día.
No hay lugar con más libertad que al estar en el plan que Él tenga para tu vida, sea cual sea, con el propósito de que Su nombre sea glorificado… rindámonos a Él, seamos siervos para su gloria, y dejemos de tomar su lugar.
Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2:20) (LBLA)